R. GARCÍA

Tras casi tres meses de dificultosas investigaciones, la Policía de Gijón consiguió el pasado martes detener al segundo responsable de la muerte del camarero Rubén Sevillano Medina, un vecino de Pumarín de 41 años cuyo cadáver fue hallado por un taxista en la madrugada del miércoles 3 de febrero a escasos metros de su portal, en la calle San Nicolás. Los agentes no han dado aún por cerrada la investigación del caso.

El ahora arrestado, que ya ha ingresado en prisión por orden del juez que se encontraba de guardia en la mañana de ayer, responde a las iniciales A. M. G. M., tiene 37 años es padre de dos niños y vecino de la zona oeste de la ciudad. Ante los agentes, el arrestado negó ser el responsable de los hechos. El encarcelado mantiene que conoció al primer detenido de esta investigación, S. G. G., de 21 años, «en una noche de copas». Ambos imputados tenían amigos en común y se encontraron en una cafetería de Pumarín, en la que algunos vecinos aseguran que se venden estupefacientes. Cuando sus amigos abandonaron el local, los dos acusados continuaron la noche juntos.

Fue entonces cuando se encontraron con Rubén Sevillano Medina. El camarero había salido unas horas antes del restaurante en el que trabajaba desde hacía varios meses en Cimadevilla y se dirigía a su domicilio. Pero no llegó nunca. Los detenidos se cruzaron en su camino. La Policía asegura que intentaron robarle. Para conseguir su objetivo le dieron un fuerte golpe en la cabeza y le tiraron al suelo. Un ataque al corazón le costaría poco después la vida a Rubén Sevillano Medina.

El taxista que localizó el cadáver ofreció una descripción a la Policía de dos jóvenes que se encontró merodeando por la zona. Esta pista sirvió a los agentes para realizar la primera de las detenciones. El joven S. G. G. fue enviado a la prisión de Villabona, desde donde colaboró con la Policía elaborando una nueva descripción de su acompañante que luego sería clave para cerrar el caso. Ninguno de los implicados cuenta con antecedentes penales ni tenía relación alguna con el fallecido, lo que «dificultó los trabajos» según fuentes policiales.

El vecino de la zona oeste de Gijón ahora imputado no opuso ningún tipo de resistencia a la presencia policial, permitiendo incluso que los agentes revisaran la vivienda familiar en la que vive. Los funcionarios de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta de la Comisaría de Gijón localizaron en este domicilio varios objetos que en la actualidad están siendo investigados por si pudieran haber sido utilizados para golpear al camarero en la noche de su fallecimiento.

El Juzgado de instrucción número 1 de Gijón continúa ahora con la investigación del caso del que se podrían derivar importantes responsabilidades penales. La juez titular de esta sala ha levantado ya el secreto de sumario en torno a las actuaciones policiales que se llevaron a cabo.