E. M.

Las palmeras de Begoña ya viven en las afueras. Tres de los ocho árboles que jalonaban la derruida fuente del anzuelo echan raíces en un amplio jardín de la nueva zona residencial de El Lauredal. Los otros cinco ejemplares han sido trasplantados en un vivero municipal, donde recibirán diferentes tratamientos para que prosigan con su crecimiento antes de regresar a su lugar de origen.

Las obras de ampliación del aparcamiento de Begoña motivaron a principios de esta semana el traslado de las palmeras, que durante casi dos décadas adornaron la zona peatonal de la calle Covadonga que atraviesa el paseo. Estos trabajos de remodelación se prolongarán durante varios meses y posibilitarán una reforma integral de la zona, que abandonará su estética de hormigón por otra que rescate los elementos clásicos.