E. M.

Emulsa supuso para Luis Eugenio Fernández la oportunidad laboral de su vida. Lo decían ayer sus familiares, tras recordar sus años como empleado en el sector del metal. «Estaba muy contento y los jefes lo estaban con él», comentaba un hermano. Había llegado a la empresa municipal años después de abandonar su Oviedo natal para contraer matrimonio con María del Mar Dago, madre de su única hija, Marta Inés Fernández. Ayer, las dos lloraban en el tanatorio su muerte. «Era una familia muy unida, es un mazazo», señalaba el mismo familiar, tras constatar el «enorme cariño» recibido por parte de buena parte de los compañeros durante toda la jornada.