Ángel CABRANES

«Piñole fue un hombre muy viajero. Estuvo en Roma y en París, donde descubrió el impresionismo». Sin maletas ni transbordos, Nuria Kiercheben invitó ayer a los visitantes del Museo Nicanor Piñole a dejarse llevar en tiempo y lugar a través de las obras del genial pintor asturiano de los siglos XIX y XX. Fue durante la primera de las tres jornadas de puertas abiertas de los principales núcleos museísticos de la ciudad, en la que los visitantes se resguardaron de la lluvia para explorar el «Gijón más cultural». Hoy, y el próximo martes, se repetirá la oportunidad para, de forma gratuita, disfrutar de una vuelta al mundo del arte.

«Hay que utilizar colores blandos y hacer manchas que luego difuminamos», explica Carmen Rivera mientras completa un vistoso collage. Esta gijonesa de 7 años es una de las participantes en el taller «Viajando alrededor de un globo», que muestra las técnicas básicas del estilo impresionista a pequeños de 6 a 9 años. «Nos inspiramos en el cuadro que pintó Nicanor Piñole a su primo, titulado "José Manuel estudiando". En él puede verse a un niño que parece soñar con la sola mirada a una bola del mundo», describe Nuria Kiercheben, licenciada en Historia del Arte y monitora del museo.

Mucho más real es el peregrinaje hacia Santiago de Compostela de Francis Cardin, Dorine Oomen y Lema Jacob. Tras hacer una parada en la Casa Natal Jovellanos, este veterano trío belga afirma que «nos gusta conocer ciudades históricas, y ésta es una de ellas». A su lado, el matrimonio bilbaíno formado por Adolfo Fernández e Irune Ureta, les comentan que, muy cerca, tienen la obra más representativa de uno de sus paisanos: «No podéis dejar de ver la obra de Chillida, el "Elogio del horizonte"».

Por las escaleras baja el pequeño Carlos Uría, de la mano de su padre, Jorge. Juntos enfilan la salida tras «ver el "Retablo del Mar", para un trabajo del colegio». «Cualquier excusa es buena para disfrutar del arte», advierte Yolanda Sánchez. Una naviega que junto a sus padres, Catalina y Orto, contempla las colecciones de Carmen y Severo Ochoa. Entre ellas se encuentran pinturas de Salvador Dalí «deslumbrantes», sostiene la pareja madrileña Gragera Caballero. Y es que el lenguaje del arte no conoce fronteras.