Ángel CABRANES

El Salón del Libro Iberoamericano abre una nueva página. El certamen inició ayer su XIII edición en el Antiguo Instituto de la mano de su director, Luis Sepúlveda, quien destacó la continuidad de un proyecto que «ha traído a lo largo de su trayectoria más de 200 escritores» y que posteriormente «ha logrado obtener un nombre internacional». Sepúlveda lamentó que «en tiempos de crisis la cultura es una de las grandes sacrificadas», por lo que subrayó que «estamos contentos de que en nuestro caso no haya sido así».

Las gaitas del Grupo Noega le pusieron el sabor asturiano a la apertura del Salón Iberoamericano, antes de que Luis Sepúlveda comenzara a desgajar las principales actividades para «continuar facilitando un diálogo cultural entre editores y creadores de literatura en ambos lados del Atlántico». El director del certamen asumió que «es difícil hacer un balance de estos 13 años, porque es imposible valorar el resultado en términos cuantitativos, pero sí cualitativos. Me mosquea escuchar críticas de nuestro trabajo que vienen desde la ignorancia».

Una labor que apoyó durante el acto Mercedes Álvarez, consejera de Cultura, quien definió a Sepúlveda como un «hombre firme y constante en sus apuestas, algo que también traslada al ámbito cultural en una cita que nace como foro de encuentro y puente profesional transatlántico».