A. R.

«Veníamos de una ley que permitía abortar y estamos transitando hacia el derecho a abortar. Aunque lo parezcan, ley y derecho no son ni mucho menos lo mismo. Una ley sólo marca algo; un derecho es algo que se puede exigir». Santiago Barambio habló ayer en Gijón, en la Casa de Encuentros de las Mujeres, sobre «Aborto: ley versus derecho». Para este ginecólogo catalán, es fundamental que la sociedad entienda que el valor de la nueva legislación del aborto es que «la mujer ya no necesita un argumento para abortar; ahora, eso se le reconoce como un derecho». En todo caso, con las diferencias que fueran, para el portavoz de las clínicas acreditadas no debe olvidarse que «aunque hasta ahora teníamos una mala ley, se manejó muy bien, ya que en los últimos veinte años prácticamente ninguna española ha tenido que salir del país para abortar, mientras que otras leyes europeas no han evitado que, por ejemplo, 5.000 francesas salgan al año de sus fronteras para abortar, o 2.000 mujeres alemanas o 3.000 italianas».

El cambio legislativo, sin embargo, se hizo necesario en España «porque la ambigüedad, que pudo favorecer la accesibilidad, también permitió que determinados grupos que quisieron mezclar sus conceptos éticos con la legalidad causaran problemas. Si yo no estoy equivocado, a eso se le llama fundamentalismo. En ese sentido, ahora se va a dar mucha mayor seguridad jurídica tanto a las mujeres como a los profesionales».

Aprobada la normativa, ¿bajará la tensión política y social sobre el tema del aborto? ¿Se enfriará la polémica? Ante esa pregunta, Santiago Barambio contesta muy seguro: «No. El aborto es un tema polémico siempre porque revuelve, altera e incide en aspectos básicos de las creencias, y eso es muy difícil que deje de ser polémico, como casi todo lo que tiene que ver con la vida, la muerte o la reproducción. Además, se vive un momento de impulso de los movimientos "neocon" en el mundo, que buscan conseguir poder político removiendo estos temas».