Á. C

«Lambretta siempre fue la eterna segundona. Era la segunda opción a la Vespa y el típico vehículo de la clase trabajadora», recuerda el gijonés Félix Domínguez. El presidente del Club Lambretta en España fue el encargado de presentar ayer en la Laboral una exposición en la que se recogen los 23 modelos fabricados por la marca Inocenti en Éibar y Amurrio antes de su cierre, en 1989. Una motocicleta que «se ha convertido en objeto de culto desde que dejara de fabricarse», porque como apostilló Domínguez «ésta es una pasión que ya ha transcendido a todo el mundo». La muestra, que permanecerá abierta al público de manera gratuita hasta el próximo 13 de junio, contiene dos sorpresas. Una es la del modelo «serie J», que sólo se fabricó en Italia, y la otra es uno de los últimos diseños de la marca, pero con denominación de la India, último país que construyó la «más bella de las "scooter"». El plato fuerte llegará el día 12 de junio, con la concentración «Eurolambretta» que reunirá en Gijón a 1.000 aficionados.