A. R.

Pablo Rosado reconoce que la suya no es una especialidad de las que tienen tirón popular entre los estudiantes de Medicina. Sin embargo, era la que él tenía en mente desde hace mucho tiempo. Pudo hacerse con la única plaza de MIR que ofrece la sanidad asturiana y el HUCA fue su plataforma para seguir disfrutando de una especialidad que «es muy variada; en un mismo territorio tienes patologías diferentes: la cirugía de los tumores de cabeza y cuello, la cirugía de las malformaciones, la traumatología, la cirugía oral... Es un rango de trabajo muy amplio y lo que más me atraía de este trabajo», reconoce este joven médico.

De todas esas ramas, reconoce que la investigación lo ha llevado por los tumores de la boca, y lo tienen enganchado. «La oncología me resulta muy interesante y, en concreto, el cáncer de boca. Es el sexto tipo de cáncer más frecuente del mundo y tiene muchas particularidades. Pese a los avances en técnicas reconstructivas y demás, el pronóstico apenas mejoró desde hace bastantes años», descubre. Se trata de un tipo de tumor que afecta más a los varones y que está vinculado -aunque no siempre- al consumo de tabaco y alcohol. «Me gustaría poder aportar algo con mi investigación», sostiene Pablo Rosado. Como también le gustaría aportar algo a la sostenibilidad de un sistema sanitario público en el que confía y en el que espera mantenerse muchos años. Sobre las consignas lanzadas por el consejero de Sanidad, José Ramón Quirós, en la despedida a los residentes, para que los nuevos médicos ayuden en esa sostenibilidad, este gijonés lo tiene interiorizado: «Es algo que pienso muchas veces. Todos debemos contribuir a no encarecer más la sanidad, a cuidarla y a que se maneje en términos de equilibrio». Él va a aportar lo suyo.