La historia de las Mil Quinientas Viviendas de Pumarín comienza en el año 1953 cuando se encomienda al Instituto Nacional de la Vivienda su construcción para, de alguna manera, soportar el fuerte incremento de población que Gijón comenzaba a tener entonces. Los trámites de expropiación de terrenos, que comenzaron en 1955, acabaron en 1958 cuando se empieza a levantar lo que oficialmente se llamaba «Ciudad Satélite de Pumarín», mil quinientas viviendas distribuidas en bloques aislados (cosa en aquel tiempo realmente novedosa en residencias para obreros) y que tuvieron en una torre elevada de veinte pisos su símbolo más llamativo. ¡Un rascacielos en un barrio para trabajadores donde había casas con ascensor! También la prensa llamó Pumarilia al barrio por su teórico parecido con la Brasilia de Oscar Niemeyer que había sido inaugurada tres meses antes. Pero con el nombre de «Las 1.500» fueron, y son, conocidas por todos.

Las doce hectáreas de terreno elegidas estaban, hace cincuenta años, verdaderamente alejadas del centro urbano pero tenían una ventaja fundamental: que estaban en el borde de la carretera a Oviedo, y nada lejos de la Avenida de Schulz que llevaba a las cuencas mineras. Esas dos vías se unieron al poco mediante una calle que atraviesa el barrio. Es la actual avenida de Gaspar García Laviana, antes con el nombre de Federico Mayo que en la década de 1960 era el Director General de la Vivienda. Una avenida con nada menos que cuarenta metros de anchura.

En total, Las Mil Quinientas, Les Mil Quinientes, tienen sesenta y ocho bloques de diferente altura pintados en colores suaves. Uno de veinte pisos, pero luego otros de catorce, otros de ocho, muchos de cinco plantas y alguno de tres y de dos.

En general las casas tienen una sala, cocina, aseo y tres dormitorios y su precio -en ese año de 1960- fue de 150.000 pesetas. Las Mil Quinientas supusieron un gasto de 205 millones de pesetas, y los arquitectos del conjunto fueron Miguel Díaz Negrete, Juan Antonio Muñiz Muñiz, Juan Manuel Busto González y José Avelino Díaz y Fernández-Omaña.

A la «Ciudad Satélite» fueron a vivir gijoneses y gijonesas que habían sido «expulsados» de zonas urbanas degradadas donde vivían; por ejemplo en La Arena. Zona esa muy degradada, con ciudadelas en muchos casos, pero que en ese tiempo empezaba a pasar a ser muy valorada urbanisticamente por su cercanía a la playa. Nos llama la atención lo complicado de las direcciones postales en los primeros años. La siguiente es una dirección real de un hogar en el barrio: Las 1.500 Viviendas. Manzana 757 A. Bloque 8, Portal Derecha, 1º Izquierda. Pumarín, Gijón (Oviedo).

La inauguración de Las Mil Quinientas tuvo lugar, no casualmente, el 18 de julio de 1960 cuando se cumplían exactamente veinticuatro años del inicio de la guerra civil. Asistieron, además de los «cuatro jóvenes arquitectos proyectistas», varias autoridades de la época: el sacerdote Samuel Fernández Miranda, vicario de la Archidiócesis, que bendijo las construcciones; el gobernador civil Manuel Peña Royo y tanto el entonces alcalde de Gijón, Cecilio Oliver Sobera, como en anterior José García-Bernardo y de la Sala. Entre todos ellos entregaron las llaves a los nuevos vecinos, y LA NUEVA ESPAÑA lo contaba con detalles.

El conjunto tiene otras características más que hay que hacer notar. Al estar muchas de ellas en bloques independientes, tienen muchas ventanas con la ventaja higienista que eso representa en cuanto a luz y aireación, y además combinan zonas públicas con privadas. Todo alrededor de una variación de alturas que hasta entonces era inédita en Gijón.

Sin duda las 1.500 Viviendas de Pumarín sirvieron de ejemplo para conjuntos posteriores, y en la historia de Gijón representaron «la modernidad». Ver un conjunto de bloques tan altos -incluso con «rascacielos» como hiperbólicamente se llamaban- resultaba un espectáculo insólito en la ciudad de aquellos años pero que pronto fue seguido, con distintos resultados, en otras partes de Gijón. Por ejemplo, en la misma zona, por los grupos de Carsa, Nuevo Gijón o el Polígono de Pumarín.