C. JIMÉNEZ

La obtención de las licencias y los permisos necesarios para la instalación de una plataforma eólica marina experimental frente a las costas cantábricas «va más lento de lo previsto», pero la colaboración de las empresas con la Universidad para el desarrollo del programa «off shore» incluido en el «cluster» de energía, medio ambiente y cambio climático «va en aumento». El balance del vicerrector de Investigación, Santiago García Granda, acerca del desarrollo de uno de los proyectos estrella de la iniciativa universitaria distinguida con el sello de Campus de Excelencia Internacional es, no obstante, satisfactorio. «Los gerentes están haciendo su trabajo y están llegando a acuerdos con las empresas interesadas tanto en energía como en ciencias de la salud y biotecnología», subrayó García Granda acerca de los avances en los dos «cluster» asturianos.

Hasta que se pueda ver la primera granja eólica en el litoral asturiano lo que está haciendo la Universidad de Oviedo es simular desde sus laboratorios en tierra toda la electrónica de potencia y los sistemas de transformación de la energía, dos puntos que se tendrán muy en cuenta a la hora de obtener fondos en la próxima convocatoria de ayudas del programa «Innocampus» del Ministerio de Ciencia e Innovación. Ayer mismo, el consejo director del Campus de Excelencia Internacional de la Universidad aprobaba, por unanimidad, endeudarse en 4 millones de euros más para potenciar infraestructuras y equipamientos ligados a los objetivos de los dos «cluster». En el de energía se pretenden completar los laboratorios de ensayos en tierra que después podrán ir al mar.

La Universidad de Oviedo logró una subvención de 3 millones de euros en la última convocatoria «Innocampus». La de este año, que se presenta en forma de préstamo con un fondo total de 100 millones de euros a repartir entre 28 universidades, se dedicará fundamentalmente a infraestructuras y equipamientos ligados a los «cluster». El rector, Vicente Gotor, señaló que este crédito presenta unas condiciones «muy ventajosas» -a devolver en 15 años y con un período de carencia de 3 años- y es, además, la única vía para completar los objetivos de la institución académica en un momento económico difícil. «Está claro que son malos tiempos y la Universidad tiene que ser inteligente y gastar en lo que se debe gastar, eliminando gasto superfluo, sin disminuir en docencia e investigación», subrayó Gotor.

En el caso del incipiente laboratorio eólico marino, García Granda confirmó que todas las asistencias técnicas están en marcha, con plazos de entre seis meses y un año para poder obtener los primeros resultados. Además, el vicerrector de Investigación recordó que la idea es realizar una instalación en aguas poco profundas en una primera fase que se llevará a mayores profundidades en una segunda etapa. Actualmente, la Universidad cuenta con un equipo de 13 personas trabajando con cargo a los proyectos de biomedicina y energía, que se ampliará a 26 en una próxima convocatoria.