Es una magnífica noticia que nuestra ciudad albergue unos Encuentros Internacionales de Juventud en los que más de 200 jóvenes se dan cita. Jóvenes comprometidos con la sociedad y que buscan desde sus asociaciones y movimientos cambiar la realidad que les ha tocado vivir. Jóvenes que desmontan el mito de que somos «una generación pasota que no se preocupa por nada».

Es especialmente importante que los jóvenes nos movilicemos en un contexto tan difícil como el actual. No debemos olvidar que el 40% de los jóvenes españoles está en el paro, que el 50% de los jóvenes con titulación superior desempeña trabajos inferiores a su cualificación o que el acceso a la vivienda y, por lo tanto, a nuestra independencia se nos antoja como un reto casi imposible. Por no hablar de las deficiencias de nuestro sistema educativo o de la nueva reforma laboral, que nos convierte en el sector más vulnerable de la sociedad. Por ello, debemos estar más unidos que nunca y debemos exigir espacios de debate, reflexión y actuación, para intentar cambiar esta situación tan grave.

Sin embargo, nuestros gobiernos locales y autonómicos, del mismo signo político, no están por la labor. Por ello, han decidido que en los Encuentros de Cabueñes no hablemos sobre empleo, educación o vivienda, sino que debíamos debatir sobre la Alianza de Civilizaciones. Para ello, entre otros muchos ponentes (con sus correspondientes viajes y dietas) invitaron a uno de los 600 asesores de Zapatero y a tres eurodiputados del mismo partido político: el Partido Socialista. Todos ellos nos hablaron de la maldad de personajes tan perversos como Aznar, Berlusconi, Sarkozy o Bush, de las injusticias de los Estados Unidos en Guantánamo y de las verdaderas intenciones de la derecha europea. Afirmaciones como «los gobiernos de Italia y Francia son xenófobos» retumbaron entre aquellas cuatro paredes.

Otra de las temáticas escogidas fue la del feminismo. Pero no un feminismo que busca luchar por la verdadera igualdad entre hombres y mujeres, que pretende seguir controlando que en ningún ámbito se minusvalore a una mujer por el mero hecho de serlo y que presuma de todos los avances hechos en esta materia a lo largo de nuestra historia democrática. El feminismo escogido fue un feminismo radical que sigue anclado en una realidad social de hace 50 años, que busca culpables por todos los rincones y que señala a la Iglesia y a los conservadores como sus principales enemigos.

¿Son éstos los temas que preocupan a los jóvenes en la actualidad? ¿Son éstos los debates que van a solucionar nuestro futuro? ¿Va a solucionar la Alianza de Civilizaciones la gravísima situación en la que viven millones de jóvenes en nuestro país por no tener trabajo, con hipotecas que les ahogan y una vivienda que no saben si podrán pagar en vida?

Es una técnica muy antigua, y más propia de otros regímenes políticos, intentar adoctrinar a los más jóvenes en espacios revestidos de democracia, participación y tolerancia. Es poco digno que un Gobierno presuma de darles voz a los jóvenes, mientras éstos sólo hablen de temas que no puedan dañarle y que no puedan crear el más mínimo sentimiento crítico hacia sus decisiones.

Contemplar el desfile de cargos socialistas por las instalaciones de la Laboral, escuchar sus discursos y comprobar cómo muchas de las personas que trabajan en estos encuentros tienen una clarísima vinculación con el todopoderoso Partido Socialista provoca que una idea retumbe en mi cabeza: la imperante necesidad de que en nuestra ciudad se produzca una alternancia política.