A. RUBIERA

La gijonesa Nuria Formentí pinta desde el Cantábrico pinceladas caribeñas. Y con ellas ha logrado hacerse un hueco en la ONU. Es la segunda vez en menos de un año que esta artista consigue despertar el interés de los comisarios que programan para alguna de las instituciones vinculadas a las Naciones Unidas, en Ginebra. Si a principio de año su trabajo la llevó a los salones de la Organización Mundial de Comercio, ahora verá sus cuadros colgados muy cerca -más bien debajo- de la famosa cúpula de la Sala XX del Palacio de las Naciones Unidas, obra de Miquel Barceló. Formentí participa en una exposición colectiva, con carácter internacional, de homenaje al destacado muralista catalán José María Sert. Un homenaje que se repite cada año, desde hace veinticinco ediciones.

La inauguración tendrá lugar mañana, a las 18.00 horas, y Formentí está llena de ilusión. «Estoy muy contenta, ciertamente. La primera vez que vi esta sala donde expondré desde mañana ya me gustó. Pensé "mi siguiente sitio va a ser éste", pero lo decía como si fuera un sueño. Por eso cuando me lo propusieron no daba crédito. Es un espacio abierto, con una gran cristalera mirando hacia el lago, y estás en el Palacio de Naciones de la ONU. Un lugar con tantas visitas no deja de ser una gran oportunidad; puede tener una repercusión enorme», sostiene una artista que lleva once años dedicada a la pintura y que debido a que acumula muchos años vividos en diversos puntos del planeta (Miami, Panamá, Inglaterra, Suiza, Madrid...), siente que su ambiente es, precisamente, el de las «naciones unidas».

Su aportación a la exposición de homenaje a Sert es un mural hecho ex profeso, que Nuria Formentí prefirió despiezar en seis obras de gran formato (90x90 cada una) y que ha titulado «Mundo Caribe». En ellas poco o nada se percibe como asturiano o cantábrico. «Es absolutamente tropical; por colorido, por temática... tan cálido como mi recuerdo de Cartagena de Indias, la ciudad que más me ha marcado», sostiene. Pese a que desde su estudio en Gijón ve la bahía de San Lorenzo, reconoce que su tendencia a la melancolía y a la nostalgia la combate recurriendo a sus recuerdos y transformándolos en pinceladas de tonos cálidos. «Asturias me gusta mucho, pero su clima y su luz no me ayudan demasiado, así que mis estímulos artísticos los busco en otra parte», cuenta Formentí, que ayer mismo puso rumbo a Ginebra, donde su obra estará expuesta hasta el 7 de enero. Los compatriotas que no quieran ir tan lejos para ver su trabajo podrán tener la oportunidad de conocer sus obras a partir del 23 de diciembre, en una exposición itinerante por Asturias que prepara Cajastur. Y en Gijón, también pueden preguntar por ella en Van Dyck, la galería que la apadrina.