Miriam SUÁREZ

Entre los buenos propósitos que el Ayuntamiento de Gijón se hace para 2011, la revisión de su planeamiento urbanístico destaca como uno de los «más importantes». Porque, hasta que la ciudad disponga de un nuevo Plan General de Ordenación (PGO), no hay garantía jurídica para construir el futuro que el equipo de gobierno de Paz Fernández Felgueroso prometió para el municipio. La oficina técnica que se dedica a este cometido ha trabajado durante las fiestas navideñas para «darle un arreón fuerte» al asunto.

Ese impulso pasa por contestar a las más de 1.700 alegaciones presentadas contra el PGO que propone el Ayuntamiento. La idea del concejal de Urbanismo es «tener resueltas las alegaciones este mes de enero». Concretamente, «para el Pleno del día 28», al que el socialista Pedro Sanjurjo espera poder acudir con el informe de las cuestiones admitidas y desestimadas, que luego se trasladarán a cada alegante de forma individualizada. «Se trata de un tema de gran importancia para la ciudad», admite el edil, que se ha marcado como objetivo aprobar el nuevo Plan General antes de las elecciones de mayo.

El actual PGO fue invalidado por el Tribunal Superior de Justicia de Asturias, aunque no habrá anulación definitiva hasta que se pronuncie el Supremo. Este varapalo judicial marcó la realidad gijonesa de 2010 y acabó desembocando en la suspensión cautelar del complejo comercial y de ocio previsto en la Ería del Piles. El año nuevo recibirá como herencia ambos entuertos.

Y, con ellos, una situación urbanística de estancamiento. De lo que ocurra en 2011 dependerá la expansión residencial de Castiello de Bernueces, Porceyo, Cabueñes, alto del Infanzón o Granda, donde la incertidumbre generada por la crisis económica y la anulación del PGO mantienen inmóviles operaciones que empezaron a tramitarse hace ya varios años. La intención de quienes promueven estos grandes desarrollos de vivienda es «no mover un ladrillo» a corto plazo.

Este 2011 será un año para tratar secuelas urbanísticas y cerrar cuentas pendientes. Algunas tan antiguas como la del saneamiento integral de Gijón, que incorporará una planta depuradora en su cuenca Este tras superar 19 años de debates ciudadanos y técnicos. O el plan especial de las vías, que recibirá un buen empujón cuando entre en servicio, a finales de enero o principios de febrero, la nueva estación de Sanz Crespo.

Gijón lleva esperando casi una década por el soterramiento de la barrera ferroviaria que parte en dos la ciudad. Tendrá que conformarse con el desmantelamiento del tendido entre El Humedal y Moreda, una operación estrechamente vinculada a lo que Francisco Álvarez-Cascos bautizó como metrotrén en su etapa de ministro de Fomento. Ese ferrocarril subterráneo se prolongará hasta Cabueñes, aunque todavía no se sabe ni cuándo ni con qué dinero, como también ocurre con el museo anunciado en la antigua Tabacalera.

Los trabajos en la playa de vías comenzarán en el primer cuatrimestre del año, antes de los comicios municipales y autonómicos del mes de mayo. Tanto el Principado como el Ayuntamiento se presentarán a esa cita electoral con otras dos bazas: el fin de la ampliación de El Musel y el inicio de las obras de la Zona de Actividades Logísticas e Industriales de Asturias (ZALIA), que se perfila como un complemento de la actividad portuaria.

Está por ver si la Administración conseguirá captar el interés de la iniciativa privada para hacer más llevadera la carga económica que supone una plataforma logística como la que se lleva a cabo en la parroquia gijonesa de San Andrés de los Tacones. Sólo en la primera fase, el Principado tendrá que hacer un esfuerzo de más de 200 millones. También habrá que «concentrarse», tal como reconocía el presidente regional en una entrevista con la Cadena SER, en la financiación de los accesos al puerto: «Tenemos un convenio con Fomento y estamos trabajando en él. He hablado con el Ministro recientemente y articulamos medidas para poder acometer ya los accesos en la fase inicial», explicaba Vicente Álvarez Areces.

A lo largo de 2011, y más a pie de calle, todavía coleará ademán el plan de remodelación de calles y avenidas, así como la reforma de El Molinón. El centenario estadio rojiblanco ha dado muchos rompederos de cabeza al Ayuntamiento. A finales de año se dará por terminada la obra. Una alegría segura.

La parte baja de la «Tribunona» se estrenó en 2009. En 2010 se remataron los vestuarios y la grada Norte. Y ahora se avanza en la colocación de la fachada artística de Vaquero Turcios y en el acondicionamiento de los bajos comerciales. El año 2011 pondrá fin a la reforma de El Molinón. Ha llevado años y más de 30 millones de inversión. Arriba, una imagen del noroeste del estadio, donde ya se puede apreciar el cambio que está experimentando.