J. L. A.

Nueva e intensa jornada de la Feria Europea de las Artes Escénicas para Niños (Feten), un muy visto escaparate por el que pasaron ayer nada menos que doce espectáculos, con mayoritaria presencia de compañías españolas (cuatro provenientes de Castilla-La Mancha), aunque el público también pudo seguir las propuestas de dos interesantes grupos extranjeros, el que capitanea el portugués Víctor Hugo Pontes, que presentó «Vice-versa», y el «Oximoron» de la belga Cía. Jordi L. Vidal, un espectáculo de calle que une danza y «clown» en una apuesta de los intérpretes David Vossen y Jordi L. Vidal. Pero, quizás, una de las representaciones más esperadas era la de los andaluces de «El Espejo Negro» y su «El fantástico viaje de Jonás el espermatozoide», una obra que logró abarrotar el Jovellanos y que no defraudó las expectativas.

Son algo más de sesenta minutos de inteligente diversión abierta a un público mayor de 6 años, aunque resulta difícil imaginar cómo algunos de los espectadores de menor edad pueden coger todo el humor de algunos de los brillantes diálogos que firma Ángel Calvente, responsable también de la dirección y de la escenografía. Aunque ese matiz es lo de menos. No hay mejor teatro para niños que aquel con el que los mayores, cautivados por la magia y la inteligencia del espectáculo, disfrutan por igual que sus hijos. Y también aquel que no hace más concesiones de las necesarias, que trata al infante como a un ser con la suficiente intuición y perspicacia para no perderse con lo que sucede en el escenario.

Pocos espectadores -y me refiero por igual a niños y a adultos- salieron defraudados ayer de este «fantástico viaje» que emprende Jonás, un espermatozoide dormilón, perezoso y con escasas dotes para la aventura, en busca del óvulo que debe fecundar. La historia de la que parte Ángel Calvente recuerda a aquel hilarante pasaje de «Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo y nunca se atrevió a preguntar», la brillante película de Woody Allen, en la que otro espermatozoide muestra sus temores al iniciar la gran carrera, la expedición fecundatoria.

Pero esas evidentes similitudes con el filme para nada empañan el gran trabajo de «El Espejo Negro» y los tres intérpretes que llevan a las tablas la peripecia de Jonás: Rafa Castillo, Paki Díaz y David García-Intriago. El grupo andaluz conjuga de manera muy ágil varios recursos escénicos, de los que saca mucho partido, sobre todo con su plástica concepción del teatro de guiñol. También del montaje lumínico y de la música. Canciones de Camarón y de Jeanette, o los característicos sonidos musicales que escuchamos en «Encuentros en la tercera fase» -la popular película de Spielberg- cuando entran en contacto humanos y alienígenas contribuyen a enriquecer la obra. Aplausos merecidos. Los también andaluces de «Búho & Maravillas» llevaron al Jovellanos, por su parte, un nuevo montaje de «El mago de Oz». La compañía «Ananda Dansa» ya había subido al coliseo municipal, el pasado fin de semana, una muy elogiada versión del cuento de Baum.