M. C.

Los pasillos del edificio Asturias del Parque Científico y Tecnológico, el que ocupan las dependencias del Centro Municipal de Empresas, presentaba a primera hora de ayer una imagen más propia de una cita a ciegas que de un vivero empresarial: 40 personas de distinta procedencia, formación, ocupación, edad y sexo, de dos en dos frente a frente para conocerse en lo que dura una canción; tres minutos tras lo que tocaba cambio de pareja. No se trataba de una sesión de «speed dating», las citas rápidas en busca de un encuentro romántico, sino que eran emprendedores y parados que participan en el «westartup», unas jornadas que concluirán el próximo domingo con la definición de dos proyectos empresariales con visos de viabilidad.

Las citas rápidas sólo eran el primer paso de la gestión de proyectos por la metodología denominada «scrum», que nació en las multinacionales tecnológicas como Microsoft, Appel o Google y que ya se copió el año pasado en Gijón en el «e-weekend», del que surgió la empresa Direvent, hoy instalada en el edificio Cristasa, del Ayuntamiento.

Los proyectos empresariales son definidos y votados por todos los participantes, sean empresarios potenciales o desempleados. El beneficio va a parar a los propietarios de la idea empresarial. Los demás logran establecer contactos que les pueden abrir la puerta a un empleo o futuros negocios y también adquieren experiencia en la creación de un plan de empresa. «Es un MBA comprimido», explicaba ayer José Moro Melón, unos de los promotores de la jornada junto a Carlos Fernández Fuente y Miriam Suárez Suárez.

Algunas de las ideas empresariales también las aportan los mismos parados, captados en el INEM y a través de las redes sociales para el evento, como Manuel Valiente, desempleado de Villaviciosa que quiere crear una empresa para ofrecer actividades de ocio a medida a través de internet o Patricia Rey, desempleada argentina afincada en Oviedo que intenta crear una empresa de ayuda a adultos que fueron menores tutelados.

Esas y otras muchas ideas serán sometidas a una criba por parte de los 40 participantes, que las irán votando y descartando en sucesivas rondas. Los que las vayan pasando tendrán un breve espacio de tiempo para defender sus proyectos hasta la siguiente votación. Todos, en dos equipos, colaborarán al final en desarrollar completamente los proyectos empresariales para las dos ideas finalistas. Los participantes en cada grupo incluso se autoasignan las tareas que quieren realizar para perfilar el proyecto. En definitiva, elección democrática del proyecto y participación activa en su construcción.