A Ángela Pumariega (Gijón, 12 diciembre de 1984) le gustó la vela desde pequeña, pero nadie de su entorno se imaginaba que podía llegar en este deporte hasta donde lo ha hecho. El pasado fin de semana, la gijonesa, junto a sus compañeras Tamara Echegoyen y Sofía Toro, se proclamaba campeona de Europa de la clase «match race», una modalidad que será olímpica en Londres 2012, donde sustituirá a la «yngling». Ángela lleva apenas un par de años navegando en este tipo de barcos y en todo momento su progresión ha sido constante. Pero antes ha tenido que dominar otras, como la «cadete», «snipe» o «vaurian». Estudiante del Liceo-La Corolla y posteriormente del Colegio Inmaculada, la gijonesa se licenció en Económicas y, según reconoce su padre, «es una buena estudiante» que aún hoy sigue en la Universidad, cursando Administración y Dirección de Empresas.

En su casa vivió siempre un ambiente deportivo y desde muy pequeña se interesó por diferentes modalidades, hizo gimnasia rítmica y le gusta el surf. Pero su favorito fue siempre la vela. Con 6 años se inició en los cursos del Club de Regatas junto a su hermano Rafael, aunque éste al poco tiempo prefirió el fútbol. Ella, por contra, siguió adelante y pronto formó pareja con Fran Palacio -de su misma quinta y en la actualidad otro regatista local destacado- en las clases «cadete» y «snipe»; en esta última fueron campeones de España y subcampeones de Europa.

Poco tiempo después Félix Gancedo, mítico regatista participante en cuatro Juegos Olímpicos y tres veces campeón del mundo, se fijó en ella para acompañarle en las competiciones de «snipe». Juntos lograron el subcampeonato del mundo en el 2004 en una competición que se disputó en el lago Bracciano en Italia, y el campeonato de Europa en Larmor-Plage (Francia). Cuando Gancedo la eligió como pareja sabía ya de su valía, no en vano había sido dos veces campeona de España juvenil y una vez campeona de Europa, también en categoría juvenil, y tenía un subcampeonato de España absoluto aún estando en edad juvenil. Por aquel entonces compaginaba las regatas de «snipe» con las de «vaurian», en este barco junto a la también gijonesa Bibiana Díaz.

Ya por aquel entonces Pumariega se mostraba ambiciosa, aunque también con los pies en la tierra. Sus miras se ponían en unos Juegos Olímpicos y apuntaba a las clases «yngling» o «470» como las más probables para ella, pero también reconocía que su poco peso era un handicap que le iba a complicar mucho su elección para un equipo olímpico. Y así fue, porque Ángela vio frustrada su ilusión de estar en Pekín. Sin embargo, la Federación Internacional de Vela decidió cambiar las clases olímpicas para Londres 2012 y eso obligó a las diferentes federaciones nacionales a ir preparando nuevas tripulaciones. Y ahí surgió una nueva y gran oportunidad para la gijonesa.

La Federación Española empezó a hacer pruebas para la clase «match race» y tras algunos descartes comprobó que el barco formado por Echegoyen, Toro y Pumariega funcionaba bastante bien. A medida que entrenaban en su sede de Galicia la compenetración entre las tres fue en aumento y los resultados en las competiciones empezaron a llegar. Su progresión fue meteórica y en poco más de dos años lograron el Campeonato de España, la Copa de España, el Campeonato Iberoamericano, quedaron terceras en una prueba de la Copa del Mundo, se impusieron en el Circuito Nacional de «match race» y hace una semana se alzaban con el Campeonato de Europa.

Estos éxitos no garantizan a estas tres regatistas su presencia en los Juegos; esa tendrán que ganársela el próximo mes de septiembre en el Campeonato del Mundo, en Australia. Ahí lo que está en juego son determinadas plazas, máximo una por país, y si España la consigue luego serán las distintas tripulaciones españolas las que se «peguen» por ser las elegidas para Londres. El camino aún es largo y complicado pero Ángela y sus compañeras lo transitan de manera firme y segura.

Estos resultados, y su intento de ser olímpica, la han obligado a aparcar por un tiempo su incursión en el mundo empresarial, ya que junto a su hermano Rafael había comenzado su aprendizaje en la empresa fundada por su padre y dedicada a la gestión de residuos. Antes, cuando estudiaba, y con el fin de sacarse un dinero por los veranos, se la pudo ver dando clases en el Club de Regatas y también en Valencia. Al término de la carrera se incorporó a la empresa familiar, «hay que ir preparando el relevo», confiesa su padre, que la define como «muy tenaz» y destaca de ella que «siempre ha sabido buscarse la vida».

Ahora Ángela se ha puesto como objetivo estar en los Juegos Olímpicos de Londres y en vista de cómo le están yendo las cosas, muchos piensan ya que lo va a conseguir. Ojalá.