C. JIMÉNEZ

Los últimos trabajos de investigación sobre las excavaciones desarrolladas en el conjunto de la antigua Fábrica de Tabacos presentan un conjunto paisajístico y faunístico desconocido en el barrio alto. Carmen Fernández Ochoa, codirectora de las sucesivas campañas desarrolladas en el antiguo convento de las Agustinas Recoletas y sede posterior de Tabacalera destaca el «impresionante conjunto» de materiales orgánicos localizados en un estado de conservación «extraordinario» como nunca antes se habían encontrado así en una excavación. La arqueóloga también aprecia un «enorme interés» en los restos inorgánicos, que considera «únicos». Fernández Ochoa manifestó que el de Tabacalera no es un proyecto finalizado sino que se encuentra en proceso de maduración.

Basándose en los resultados de los análisis realizados hasta la fecha, un grupo de profesores de la Universidad Autónoma de Madrid apunta a la presencia de una masa forestal abundante en Cimadevilla en la Antigüedad. Lo explica Andrea González, una de las integrantes del equipo de trabajo encargado de analizar las decenas de miles de restos biológicos de ácaros que se han utilizado como indicador de esa realidad ambiental. El resultado de esa labor científica incluye más de treinta y cinco especies de garrapatas que «aparecen en un número muy llamativo, probablemente procedentes de restos vegetales o de poda de la zona», explica González, quien indica, no obstante, que queda mucho material por analizar. «Sólo está estudiado el 5 por ciento del sedimento, pero podemos concluir que la joya que constituye este yacimiento es precisamente por las condiciones excepcionales en que se ha conservado esa microfauna», añade la investigadora de la Autónoma de Madrid.

El catedrático gijonés Arturo Morales se ha encargado del análisis de los vertebrados en el depósito de la Fábrica de Tabacos, con resultados «sorprendentes», a su modo de ver. Perros, cerdos y gatos o vacas, caballos y ovejas de talla inusualmente pequeña conforman el rico conjunto faunístico de este espacio. El antiguo depósito de agua ubicado en el claustro del convento de las Agustinas Recoletas se convirtió con el paso de los años en un depósito de cadáveres de animales o muladar, «con una presencia mayoritaria de razas autóctonas» que en ningún caso se trataba de animales domésticos, lo que lleva a plantearse a los investigadores que en el entorno de Cimadevilla existía un «ambiente urbanita, muy similar a lo que sería hoy Somió», apunta Morales para ilustrar la presencia de pobladores con elevado poder adquisitivo en el barrio alto. «No eran para nada grupos vulgares, aunque esa hipótesis deberá confirmarse en estudios posteriores», añade el catedrático de la Autónoma de Madrid.

El meloncillo, un mamífero procedente de los alrededores de Argel, es la estrella de la excavación. «Presenta una mancha azul clara en el hocico pero es una especie que no llegó a entrar nunca en la España Atlántica. «Sabemos de dónde viene, pero no cómo llegó hasta aquí», argumenta el catedrático. Más datos: hay tres tipos de perros según la morfología del cráneo pero ninguno de ellos de tamaño medio, un hecho «raro» que ha llevado a los investigadores a acudir a pruebas de ADN para recabar nuevos datos.