Miriam SUÁREZ

Elisabeth Roces Menéndez comienza sus vacaciones con la alegría de haber repartido 600.000 euros. Sobre la una y cuarto de ayer, la suerte quiso que el segundo premio de la Lotería Nacional recayese en el número 25.566, al que su administración de la calle Pedro Duro lleva abonada «prácticamente toda la vida». Eso supone un pellizco de 12.000 euros por décimo.

«Siempre presta dar premios. Pero en las circunstancias económicas actuales todavía más, porque ves que a la gente le hace falta el dinero», comentaba Elisabeth Roces nada más conocer la noticia. Su administración de lotería, la 2 de Gijón, siempre encarga cinco billetes -cincuenta décimos- del número 25.566. En esta ocasión, «lo vendimos todo». Y no sólo en ventanilla: «El quiosco Marilyn de la Carretera Vizcaína también coge ese número aquí».

El primer premio del sorteo celebrado ayer fue a parar a Lugo y Valencia. El segundo quedó repartido entre las ciudades de Castellón, Lérida, Lalín y Gijón, donde «nos suelen comprar el número 25.566 clientes habituales; algunos, todas las semanas», explicaba ayer Elisabeth Roces. Entre los agraciados está, por ejemplo, la anterior titular de la administración, que se ha jubilado del negocio, pero no de un número que ya es tradición en el despacho de lotería de Pedro Duro.

Pero la suerte es caprichosa y, en esta ocasión, ha esquivado al equipo de Bomberos de Gijón, que está abonado al número 25.566, pero sólo para los sorteos que se celebran en Navidad y Reyes. Al enterarse del resultado del sorteo, Elisabeth Roces se acordó de ellos. «Me dio rabia, la verdad», admitía, para luego levantar el ánimo de quienes han visto pasar de largo el premio: «Que no se preocupen, que en las próximas Navidades vamos a por el Gordo».

La administración que gestiona Roces ya dio el quinto premio en diciembre de 2010. Pero no pierde la esperanza de hacer realmente millonaria a su clientela. Entre tanto, se conforma con las ráfagas de alegría que el azar lanza desde su oficina. «La pena es que el sorteo se celebró cuando estaba a punto de cerrar y mañana (por hoy) me voy de vacaciones. Así que no voy a poder compartir este momento con los agraciados», fue la única pega a un día redondo.