Medir, analizar y actuar. Bajo estas premisas arrancaba a finales del año pasado el proyecto «Ecomilla», una iniciativa de las empresas ADN Mobile Solutions, Fivelines y Symbiosis, con el objetivo de evaluar el impacto de la movilidad en el entorno de la «milla del conocimiento». A punto de finalizar ya la primera fase del proyecto, que incluía la recogida de datos por parte de los conductores que tienen su sede de trabajo en esta misma zona, los impulsores del proyecto han comenzado a plantearse ya, más allá de los resultados obtenidos, que se presentarán el próximo 12 de marzo en un acto público, cuáles serán los próximos pasos a dar. La intervención de los usuarios a modo de «laboratorio viviente» ha hecho pensar en extender la experiencia a terceros con nuevas infraestructuras, presentadas a modo de sensores de contaminación o de ruido.

La filosofía es mantener la dinámica actual de trabajo en la que los participantes puedan usar la información recogida a través de sus dispositivos móviles o en las correspondientes plataformas de almacenamiento de datos como se hizo con la tecnología «Cated» de la empresa ADN Mobile. La intención era medir los hábitos de los conductores en el entorno de la gijonesa «milla del conocimiento» y sus respectivas sedes universitarias, institucionales, sanitarias y lúdico-culturales.

Una vez conocido cómo conducen los ciudadanos que se desplazan a diario por la «milla», los horarios críticos de este espacio y los niveles de emisiones de CO2, así como los indicadores generales de movilidad, se procederá a desarrollar los nuevos sensores de contaminación (a modo de prototipo) y de ruido.

Uno de los factores clave del éxito de «Ecomilla» ha sido precisamente el de facilitar la participación de los usuarios con «esfuerzo cero», mediante el uso del teléfono móvil, pero de forma «poco intrusiva». Además, se ha valorado positivamente el sistema de comunicación con los participantes a través de mensajes a su terminal o a través de las aplicaciones desarrolladas en exclusiva para este proyecto. «El ciudadano debe sentirse importante en el experimento», subrayan sus promotores. De ahí que, para el futuro, se estén planteando propuestas como realizar descuentos en la tarjeta ciudadana, entregar un diploma al «ciudadano investigador» o implicar más a la Administración.