Pablo TUÑÓN

La zona oeste de Gijón tenía ganas de Carnaval. Antes de las 17 horas arrancaba un desfile, el primero de la ciudad, con participación mayoritaria de los colegios. Poco después, en La Camocha, «Abierto hasta el amanecer» organizaba un concurso de disfraces.

El paseo de El Arbeyal sirvió de escenario para que el actor Xuacu Carballido pregonase el Antroxu de la zona oeste leyendo unos versos redactados por el dramaturgo Jorge Moreno. El objetivo de la sátira: la clase política. «No se aclaran los expertos, no hay gobernante que atine y nos dejan medio muertos, como al Festival de Cine», proclamó ante la multitud Carballido. Y, tras cantar el «Carnaval, te quiero», se puso en marcha el desfile. Tras la Sardina y su séquito iban los colegios: soldaditos y bailarinas del Atalía, payasos del Torner, los del Príncipe de Asturias, Lorca, Monteana, Lloréu y Miguel Hernández. El Biesca Gijón ponía música a todo volumen y alguna charanga amenizaba la marcha con percusión. A la cola, una familia. «Vamos de la Cruz Roja asturiana», señalaba Fran Calvo, el padre, acompañado de su mujer, Clara, y su hija Aroa, de 7 años. Ésta, de enfermera, montada en un carro bélico médico de cartón con sirena, luces e, incluso, pegatina de la ITV. «Si no es por la pequeña, esta fiesta no tendría tanto humor», señalaba Calvo. De hecho, se presentarán a concursos de disfraces familiares. Otros apostaron por vestirse de las fuerzas del orden. «Cuando vi lo del 15-M se me ocurrió disfrazarme de antidisturbios», contaba Miguel Caseras, de 16 años. Más adelante, Miguel Menéndez y, en sus brazos, su hijo Rodrigo, de tres años, vestido de «minero del Narcea» en memoria del trabajo de sus abuelos. El desfile terminó en el Colegio Atalía, donde se sirvió una merienda y hubo más música.

En La Camocha, también hubo protagonismo de los niños y la biblioteca de la parroquia sirvió de escenario para que desfilasen con sus disfraces los participantes en un divertido concurso.