Miriam SUÁREZ

Que les hayan pasado el recibo de la contribución por los bienes ya expropiados es la gota que colma el vaso y otra prueba más de que «no se tiene ningún respeto» por San Andrés de los Tacones. La parroquia, afectada por la Zona de Actividades Logísticas e Industriales de Asturias (ZALIA), sufrió durante la ocupación de los terrenos y sigue sufriendo ahora, con la ejecución de la primera fase del proyecto, que ocupa una superficie de 1.075.000 metros cuadrados.

Tras seis años de calvario, los vecinos piden a la Administración que les resarza por unos daños que han ido mucho más allá de lo previsto. Para empezar, la ralentización de las obras de la ZALIA, y la falta de fondos para poder acometer sus accesos, dejan en el aire el desarrollo de las tres fases que faltan para completar la plataforma logística. En total, tres millones de metros cuadrados, a los que sus propietarios no pueden sacar ya ningún partido.

«El terreno se ha depreciado, pero nosotros tenemos que pagar los mismos impuestos. Y, cuando preguntas, nadie sabe lo que va a pasar con esto. El Principado y el Ayuntamiento deberían darnos alguna salida y no mirar para otro lado», reclamaba ayer la asociación vecinal, en una reunión convocada para denunciar «la barbaridad que se está cometiendo con esta parroquia». Según explican, empezaron siendo víctimas de «un mercadeo especulativo» y, ahora, no hacen más que sucederse «las irregularidades» con las obras.

«Los amontonamientos de tierra superan los cinco metros, muy por encima de lo que dicta la normativa; se han desviado los cauces de tres ríos, con lo que eso conlleva; y se están ocupando fincas que no estaban afectadas», enumeran. Sus dueños advertían ayer de que emprenderán acciones legales si estas «invasiones» no se subsanan de inmediato. «¿Dónde está la vigilancia del Ayuntamiento para que se cumplan las normas?», se preguntan.

La directiva de la asociación de San Andrés comparecía ayer públicamente, junto a varios vecinos de la zona, porque «estamos hartos». Todavía tienen muy presente «el agravio comparativo cometido durante el proceso expropiatorio». Una herida que vuelve a abrirse coincidiendo con las denuncias de otros colectivos vecinales por las diferencias de valoración que hubo en otras expropiaciones con la del área de Roces o Prado de la Vega (Oviedo).