R. GARCÍA

La Policía Nacional detuvo el pasado fin de semana en Gijón a un hombre de origen cubano de 37 años de edad acusado de un delito de atentado contra agente de la autoridad. El ahora arrestado intentó morder en la rodilla a una de las agentes del Cuerpo Nacional de Policía que trataban de practicar su arresto.

Poco antes del suceso el ahora detenido se encontraba en estado ebrio en la calle La Playa, tal y como relataron ayer los portavoces de la Comisaría. Dos transeúntes le ayudaron a mantenerse en pie. A pesar de que los agentes que se desplazaron hasta el lugar de los hechos trataron de ayudar al acusado, éste se negó a recibir asistencia médica insultando a los policías, especialmente a una funcionaria sobre la que posteriormente se abalanzó para intentar morderla. El hombre tuvo que ser trasladado al Hospital de Jove debido al estado de excitación que presentaba. Durante el trayecto, el cubano causó numeroso daños en las puertas y en las mamparas del vehículo policial.

Éste no fue el único suceso en el que tuvieron que intervenir los agentes del Cuerpo Nacional de Policía de la Comisaría de El Natahoyo el pasado fin de semana. El viernes, alrededor de las dos de la madrugada, los funcionarios arrestaron a un presunto traficante con antecedentes penales al que «pillaron» en un portal de la calle Cabrales cuando supuestamente intentaba vender a un cliente 12 gramos de cocaína. Los vecinos de la zona avisaron a la Policía poco antes del arresto de que en su edificio «había dos individuos que no pertenecían al inmueble».

Los agentes cachearon al ahora detenido y se incautaron de 112 euros en metálico así como de dos envoltorios con cocaína de 12 gramos cada uno. El comprador fue identificado como un consumidor habitual de estupefacientes. Los agentes encontraron además, dentro de la vivienda del detenido, una balanza de precisión, una defensa extensible y dos sprays de defensa. Dentro de su vehículo, el detenido guardaba 13 papelinas de cocaína por lo que el total de droga incautada asciende a los 37,5 gramos, una cantidad que hubieran alcanzado en el mercado ilícito un valor superior a los 2.000 euros.