Miriam SUÁREZ

La operación que iba a convertir la fábrica de Rubiera Predisa en una urbanización de 1.200 viviendas ha terminado provocando un conflicto de primera magnitud. Hasta el punto de que este proyecto residencial depende ahora de lo que dictamine el Juzgado de primera instancia número 5 de Gijón sobre el acuerdo de compraventa que la empresa de prefabricados suscribió con el grupo constructor Navicoas Asturias. Ayer enfrentaron sus posturas en un juicio que se prolongó durante algo más de una hora.

Ambas partes mantuvieron los mismos argumentos que ya habían defendido en la vista previa que se celebró el pasado mes de diciembre. Los responsables de Rubiera Predisa exigen 27,2 millones de euros para abandonar los terrenos que su fábrica sigue ocupando en la zona de Las Quintanas, Ceares. Según expuso ayer su abogado ante el juez, ésta es la cantidad que Navicoas Asturias todavía les debe por el suelo, cuya compraventa se cerró hace ya más de cinco años.

Mientras, la empresa promotora reclama directamente el desahucio, al considerar que Rubiera tenía que haberse ido de Ceares en junio de 2009. Como penalización, Navicoas Asturias establece una cuota de 12.500 euros diarios y se remite a los términos del acuerdo firmado en su día. Las exigencias económicas del grupo constructor ya superan los 17 millones, cifra que no deja de aumentar con el paso del tiempo, aun cuando el asunto está ahora pendiente de los tribunales.

Si ha llegado al Juzgado de primera instancia número 5 es, precisamente, por iniciativa de Navicoas, que quiso, así, hacer valer sus derechos sobre la parcela de Las Quintanas. La defensa de Rubiera Predisa trató ayer de demostrar que, igual que se establece una penalización por incumplimiento de plazos, en el acuerdo de compraventa también se recoge la posibilidad de situaciones excepcionales. Como tal, consideran el hecho de que prefabricados Rubiera no pudiese trasladar su producción a Serín, según lo previsto, por causas «de fuerza mayor» ajenas a su voluntad.

La parcela adquirida en Serín para la construcción de una nueva fábrica está afectada por la red de accesos que dará servicio a la futura Zona de Actividades Logísticas e Industriales de Asturias (ZALIA). Ante esta situación, se buscó una alternativa en el polígono de Lloreda, donde se llegaron a reservar cinco parcelas, con una superficie total de unos 100.000 metros. Pero finalmente este traslado tampoco se consumó. Rubiera Predisa alega que, sin el dinero que le falta por cobrar del suelo, no puede costear el cambio de instalaciones.

El titular del Juzgado de primera instancia número 5 de Gijón tendrá de margen hasta el próximo 27 de abril para pronunciarse sobre este pleito. Entre tanto, la sociedad Navicoas Asturias ha entrado en concurso de acreedores, un procedimiento en el que Rubiera Predisa ya se ha personado como parte perjudicada y que viene a complicar aún más las relaciones entre la firma de prefabricados y la promotora.

Aunque sigue denominándose Navicoas, el grupo sevillano que le dio nombre se desvinculó de la operación de Las Quintanas en 2010, al vender su participación a Caja Segovia (ahora dentro de Bankia). Detrás del proyecto aún se mantienen los inversores locales que le apoyaron en su incursión inmobiliaria en Asturias. En Rubiera Predisa también se han producido cambios, pero «se han mantenido los puestos de trabajo», recalcan.