R. V. / P. T.

Entre la preocupación y la alarma se movieron ayer las reflexiones de los portavoces de los cuatro partidos políticos del Ayuntamiento sobre la crítica situación de El Musel, que se suma a la preocupación por el futuro de Arcelor. Ambos son los pilares de la economía local. Y asturiana. El portavoz del PSOE, Santiago Martínez Argüelles, fue un paso por delante en esa alarma al plantear «que posibles repercusiones sobre las tarifas afecten a la competitividad del puerto. Son pérdidas que se trasladan a sus tráficos cautivos, que son Arcelor, Tudela Veguín, Hidrocantábrico... el corazón del sector industrial asturiano. Un corazón que es el empleo de hoy y, sobre todo, del futuro».

El líder del PSOE exigía ayer al puerto el diseño de una estrategia comercial muy vinculada a la actividad industrial asturiana. Comercializar también fue el verbo que usó la regidora forista, Carmen Moriyón. «El puerto hay que venderlo. Los tráficos caen, los contenedores alcanzan un tope que es difícil de superar con la situación actual. Nos queda la autopista del mar, que es lo que mejor está funcionando», indicaba Moriyón, apostando por una diversificación que genere alternativas a Arcelor, «que es lo que mueve el puerto, con el 80% del trabajo de la EBHI. Por eso la desesperación de encontrar nuevos mercados».

Desde el PP, Pilar Fernández Pardo exige al puerto trabajo «en la captación de tráficos, además de impulsar la autopista del mar, buscar nuevas conexiones y apostar por iniciativas como la recuperación de la Ruta de la Plata ferroviaria», mientras el portavoz de IU-Los Verdes, Jorge Espina, entiende que «ahora tenemos un "cacho puerto" y no sabemos qué hacer con él», y denuncia cómo los problemas de Arcelor derivan hacia El Musel.