Luján PALACIOS

Llevan más de medio siglo vistiendo a trabajadores de todos los sectores. De hecho, tienen la certeza de haber entrado en alguna ocasión en la mayoría de los hogares asturianos. «Casi todo el mundo ha tenido un mono de trabajo de nuestra marca», sostiene Amador José Sierra, tercera generación al frente de la empresa gijonesa Obrerol, que comercializa la marca Monza. «Un buzo verde con rayas en la manga fue nuestro producto estrella y mucha gente lo recuerda», asegura el director gerente de la empresa.

Hoy en día aún fabrican los famosos monos de trabajo, pero Obrerol se ha convertido, además de eso, en una gran compañía que exporta a toda España, a cada vez más mercados internacionales y con un nivel de calidad que ha colocado las instalaciones del polígono industrial de Somonte a la cabeza del mercado textil destinado al trabajo.

De Gijón salen diariamente pedidos para cubrir los más diversos campos de trabajo: desde la sanidad hasta la industria pasando por la hostelería, un campo que en la actualidad les está ofreciendo múltiples posibilidades porque «los profesionales del sector cada vez miman más su presencia», explica Herminio Villanueva, director comercial de Obrerol.

Si se pudiera espiar la etiqueta, casi todos los sectores van equipados con ropa de la marca Monza, que rinde homenaje a los gustos automovilísticos del fundador de la empresa, Amador Sierra. Peluqueras, médicos, guardias de seguridad, pintores, electricistas, mozos de almacén, repartidores y los más prestigiosos chefs llevan su ropa, sobre la que se han aplicado las últimas investigaciones sobre tejidos para elaborar «ropa funcional, cómoda y atractiva», indica Villanueva.

Así, Obrerol ha diseñado un textil específico ignífugo, antiestático y arco eléctrico, junto con otro denominado «Monza Wellnes» que evita los olores y hace más difícil ensuciarse. Todo un avance para los profesionales de la cocina, y con la posibilidad de que cada prenda vaya personalizada al gusto del cliente.

En Obrerol presumen de mimar al máximo al cliente. «Vendemos desde una partida completa de trajes hasta una sola corbata», sostiene Herminio Villanueva. Para ello, cuentan con un equipo de trabajo mayoritariamente femenino, que elabora una a una las piezas con mimo y con «la ventaja añadida de tratarse de personal vinculado desde siempre a la casa», apunta el director.

En la actualidad, las instalaciones de Somonte están completamente automatizadas, con un gran almacén diáfano controlado por un robot, amplias zonas de recepción de materias primas y para cargar los pedidos, y con una zona de taller con las más modernas mesas de corte y máquinas de coser. Además de la ropa de trabajo, Obrerol también comercializa un amplio surtido de equipamientos: gafas de seguridad, calzado, guantes, cascos y mascarillas completan la oferta de la empresa gijonesa, desde la marca «Epixpert».

Pese a los duros tiempos empresariales que corren, la compañía que lidera Amador Sierra ha conseguido seguir creciendo, gracias a las exportaciones y a una especialización máxima destinada, sobre todo, a los sectores que siguen depositando su confianza en la buena imagen de sus trabajadores. Un concepto en el que la empresa de Gijón es una buena experta.