J. M. C.

José Luis Fernández Jerez (Oviedo, 1978), es licenciado en Historia por la Universidad de Oviedo. En septiembre del año pasado publicó su primer libro: «La Iglesia asturiana (1957-1978)», que presentó en el Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA). Hoy lo presentará en el seno del Club LA NUEVA ESPAÑA de Gijón, a partir de las 20.00 horas, en un acto en el que también intervendrán Carmen García, profesora de la Universidad de Oviedo, y Javier Gómez Cuesta, párroco de San Pedro. La sede del Club LA NUEVA ESPAÑA de Gijón se ubica en el centro San Eutiquio, frente a la iglesia parroquial Mayor de San Pedro Apóstol. La entrada es libre.

Respecto al período histórico que analiza en su libro, José Luis Fernández comentó ayer que comienza en 1957 por «la huelga de Mina La Camocha, que tuvo el apoyo de algunos sacerdotes y de miembros de los movimientos obreros apostólicos», en lo que el historiador considera «el principio, en Asturias, del movimiento obrero en el franquismo», mientras que 1978, además de ser el año en el que se promulga la Constitución española, «es cuando se celebra la asamblea sacerdotal diocesana, que fue el punto de arranque de la transición dentro de la Iglesia asturiana».

De aquellos años, José Luis Fernández Jerez subraya «la cantidad de gente comprometida desde el cristianismo que estuvo con los trabajadores desde muy distintas maneras, no solamente desde un punto de vista político, que puede ser lo más conocido, también desde el social; por ejemplo, el papel de las mujeres de los movimientos obreros católicos en las huelgas mineras, que fue muy importante y no está destacado».

No obstante, el compromiso de los movimientos obreros católicos durante el franquismo tiene su entronque con la llamada doctrina social de la Iglesia de finales del siglo XIX. En este sentido, el historiador ovetense opina que «en Asturias siempre existió ese compromiso de una parte de la Iglesia con los obreros, como es el caso de Arboleya (Maximiliano Arboleya, sacerdote nacido en Pola de Laviana en 1870, que fue uno de los principales impulsores del compromiso social de la Iglesia católica y del sindicalismo de inspiración cristiana antes de la Guerra Civil), lo que ocurrió es que la Guerra Civil también fue una derrota del sector de la Iglesia digamos más progresista, y se impuso una visión de la Iglesia conservadora, el nacionalcatolismo».

En cuanto a la jerarquía de la Iglesia en Asturias en el período que estudia en su libro, José Luis Fernández Jerez afirma que «el contraste entre Tarancón y Merchán en relación con los dos obispos anteriores, Francisco Javier Lauzurica y sobre todo con Segundo García, es total», aunque, opina, «es cierto que Tarancón vino a Asturias con una visión muy idealista de la Iglesia y de la sociedad, y es aquí donde empieza darse cuenta de que las cosas no son tan ideales».