R. VALLE

«No, retirados no; en la reserva activa». Hecho el matiz, Paz Fernández Felgueroso y Jesús Montes Estrada, «Churruca», aprovecharon su actuación estelar en el primer acto gijonés del proyecto que la Fundación Cultural Asturias de UGT ha denominado «Diálogos urbanos» para despacharse a gusto con quienes les sustituyeron hace nueve meses en el gobierno de la ciudad. A la ex alcaldesa socialista y su socio de IU les duele un Gijón que ven ir hacia atrás en lugar de hacia adelante.

«Gijón está en retroceso, y es por un gobierno municipal enrocado en el rencor», sentenció Felgueroso, que criticó la falta de concreción del equipo de Foro que lidera Carmen Moriyón en temas como El Musel, la Zalia, Arcelor, la depuradora del Este o el plan de vías. «Aunque lo que más me ha dolido es lo que se hizo con el albergue Covadonga; eso dice mucho del espíritu de quien gobierna y del poco respeto a determinados colectivos. Ésta es una ciudad solidaria donde se acepta la convivencia de unos y otros», remarcaba la ex regidora.

«Casi 30.000 parados y resulta que el botellón es el problema central de Gijón», ironizaba Churruca tras denunciar que «se han cepillado los planes de empleo de la ciudad, colocado a sus amigos, excluido a la oposición por primera vez de las empresas municipales, casi liquidado los temas de solidaridad internacional, privatizado el Hípico, fumigado los temas de memoria social, desguazado el Festival de Cine... y ella (por Carmen Moriyón) sigue operando y no pierde corrida de toros ni procesión». Montes Estrada lo tiene claro: «Esta derecha nos hace retroceder años en políticas sociales, de empleo y de participación».

Y al hablar de la derecha, una y otro destacaron la participación activa del Partido Popular como corresponsables de las decisiones al haber apoyado el nombramiento de Moriyón y sus presupuestos. «Claro que una ciudad necesita tener presupuestos, pero no dar su apoyo sin condiciones, el apoyo tenía que tener la condición de que la ciudad avanzase», indicaba Felgueroso, quien se mostró dolida por el matiz personal de muchas de las acusaciones del gobierno de Foro a sus antecesores: «Se han saltado las líneas rojas de las formas y una se tiene que morder la lengua por respeto institucional para no contestar ciertas cosas. «Las líneas rojas y las azules», matizaba de nuevo Churruca, para quien «algunos se piensan que hasta que ellos no llegaron no había nada; pues sí hay un Gijón que ha sido el producto del trabajo del rojerío de la ciudad».