J. M. CEINOS

La Autoridad Portuaria de Gijón se enfrenta a un conflicto con los prácticos que trabajan en El Musel, quienes ayer, a través de su portavoz, Ángel Caballero, anunciaron que a partir del próximo día 1 de abril dejarán de aplicar las bonificaciones de descuento a las líneas regulares que operan en el puerto exterior, entre ellas a la llamada «autopista del mar» que une Gijón con el puerto francés de Nantes-Saint Nazaire. Los descuentos van desde el diez hasta el treinta y cinco por ciento de las tarifas que cobran los prácticos.

Ángel Caballero es el consejero delegado de la Corporación de Prácticos del Puerto de Gijón Sociedad Limitada Profesional, una empresa formada por siete accionistas (la plantilla de prácticos del puerto de Gijón), que tiene la concesión del servicio por parte de la Autoridad Portuaria.

El conflicto se originó, según explicó ayer Ángel Caballero, por la negativa de los responsables de la Autoridad Portuaria a permitir que los prácticos aumenten las tarifas de sus servicios en el porcentaje que marca el índice de precios al consumo (IPC), una actualización «que se viene haciendo todos los años, sin que nunca hubiera ningún problema», argumentó el representante de los prácticos.

Asimismo, siempre según la versión del consejero delegado de la Corporación de Prácticos del Puerto de Gijón, los responsables de la Autoridad Portuaria, encabezados por su presidente, Emilio Menéndez, se negaron a que los armadores que utilizan El Musel contribuyan a pagar una parte del coste de la nueva embarcación que los prácticos consideran absolutamente necesaria para realizar su cometido. Una embarcación de doce metros de eslora de las denominadas «de todo tiempo».

«No entendemos este conflicto, que nos han servido en bandeja», subrayó Ángel Caballero, quien explicó que los otros servicios técnico-náuticos que operan en El Musel «han tenido la actualización de sus tarifas, del tres por ciento, el pasado 1 de enero, mientras que a nosotros se nos negó con la explicación, del presidente de la Autoridad Portuaria, de que no estaban los tiempos para incrementar las tarifas».

Otro asunto que echó más leña al fuego fue la negativa también de la Autoridad Portuaria a que los prácticos cobren una tarifa por operar en buques que transportes cargas peligrosas como los gaseros.

Según Ángel Caballero, «los prácticos lo único que queremos es seguir prestando un buen servicio, como hasta ahora; El Musel es un puerto que tiene unos niveles de seguridad que pueden considerarse del cien por cien y por eso no entendemos que no se nos permita incrementar las tarifas como se hizo con el resto de los servicios técnico-náuticos y, además, los armadores que operan en el puerto, con los que ya hablamos, no han puesto ningún reparo a ese aumento de las tarifas, que se hace todos los años, y que ellos repercuten en los fletes».

El incremento de sus tarifas lo consideran los prácticos absolutamente necesario «para no descapitalizar la empresa, y así se explica en el informe de estructura de costes que entregamos a la Autoridad Portuaria».

En el caso de que no se llegue a un acuerdo, los prácticos aplicarán otras medidas de presión, como, por ejemplo, afirmó Ángel Caballero, «dejaremos de hacer el control del tráfico portuario».