Luján PALACIOS

Los efectos de la crisis económica se dejan sentir en todos los sectores y con frecuencia tienen como víctimas a los más pequeños. Así lo han constatado los Servicios Sociales municipales, que el año pasado atendieron a ciento veinte menores, que en la mayoría de los casos tenían a sus padres en desempleo o con grave precariedad laboral.

De hecho, ésta es una situación cada vez más común y extendida, tal y como se advierte en la memoria de actividades de la Fundación Municipal de Servicios Sociales correspondiente al año pasado. «La situación de estrés que supone la precariedad o carencia de empleo puede desencadenar malestar y conflictos en la familia que pueden repercutir negativamente en el menor», señalan los técnicos, cada vez más habituados a este tipo de situaciones.

El año pasado se redactaron 501 expedientes familiares en intervención, de los que la mayoría (101) correspondió a la zona de La Calzada, seguida de Gijón Sur y El Llano. El equipo de intervención técnica y de apoyo a la familia actuó con setenta y una familias, con un total de ciento veinte menores en riesgo de desprotección.

De ellos, la mayor parte corresponde a unidades familiares monoparentales femeninas, es decir, familias en las que los niños sólo estén a cargo de la madre y se topan con numerosas dificultades económicas para salir adelante. El número de familias atendidas a cargo de un único progenitor masculino fue únicamente de dos.

La mayor parte de los casos en los que se requirió la intervención de los Servicios Sociales fue para asistir situaciones de desprotección relacionados con dificultades de control de la conducta (18). Esta tipología de intervención es una de las nuevas problemáticas que se han venido detectando en los últimos años, seguida de quince casos de negligencia, once de apoyo al acogimiento, seis de maltrato emocional y cinco de malos tratos físicos. El año pasado, los Servicios Sociales no detectaron ningún caso de abuso sexual, corrupción o maltrato prenatal, y se atendió un único caso de abandono. Dos menores presentaban antecedentes de desprotección.

En los casos de los que se hizo cargo la Fundación, la crisis y el paro estaban detrás de la mayor parte de los expedientes de menores asociados a los problemas de los padres. Un total de 18 menores tenían a sus progenitores en situación de desempleo o con un empleo precario, y en otros 19 casos se constataron dificultades económicas en el seno de la familia, lo que hace especialmente vulnerables a los pequeños y es en muchos casos desencadenante de nuevos problemas asociados, que requerirían a su vez nuevas intervenciones por parte de los Servicios Sociales.

A ellos se suman otros 11 casos de menores con padres con dificultades con el alcohol, 13 con ausencia de fuentes de apoyo y 10 con padres con problemas relacionados con la salud mental. También se registraron casos de progenitores con problemas de salud física, con capacidades intelectuales limitadas, con conductas delictivas, en situaciones de violencia o con conflictos de pareja y con viviendas precarias.

Aparte de las intervenciones específicas, Gijón también albergó el año pasado a un total de 364 menores con expedientes con medida de protección, derivados del Servicio de Infancia, Familias y Adolescencia, dependiente de la Consejería de Bienestar Social e Igualdad.

Un centenar de menores recibió a lo largo del año pasado acogimiento residencial en establecimientos especializados, 124 estuvieron acogidos por familias en sus domicilios, otros 20 en régimen de día y 120 requirieron intervención técnica.