Luján PALACIOS

La privacidad y la participación son dos caras de la misma moneda en las redes sociales, y por ello los expertos apuestan por hacerlas convivir con la educación como clave.

El III Congreso internacional «Menores en las TIC» sirvió para intercambiar posturas entre administraciones, centros educativos, asociaciones, operadores de telecomunicaciones y redes sociales, con el objetivo común de adaptarse a la Agenda Digital Europea. La palabra más repetida a lo largo de la sesión fue «reeducar», referida a la sociedad, para adaptarse a los cambios que se están produciendo en los campos de la intimidad y la privacidad entre los más jóvenes. «Tenemos que trabajar mucho en clave de oportunidad; no desde una perspectiva negativa de generar barreras de crecimiento en la red, sino de manejarla de manera correcta y productiva», aseguró Paco Prieto, director de la Fundación CTIC Sociedad de la Información, impulsora del congreso.

La idea de los participantes en el encuentro es que la tecnología «está ahí, y la socialización está de siempre», indicó Prieto, quien subrayó la necesidad de «aprender a vivir con los reparos que muchas veces generan las nuevas tecnologías y asumir las nuevas pautas de privacidad».

Porque, además de un espacio para fomentar la comunicación interpersonal, especialmente entre los más jóvenes, las redes sociales son, de hecho, espacios de trabajo para entornos como las universidades, que se pueden utilizar como fuente de información y de intercambio, tal como defendió durante su intervención Natalia Basterrechea, responsable de asuntos públicos de Facebook en España.

El reto actual es la educación correcta en estos entornos, con unos datos que dejan poco lugar a la duda: hoy en día, un 75 por ciento de los menores utiliza internet, y una tercera parte de ellos se inicia en este mundo a través de dispositivos móviles, como señala la Comisión Europea.

De lo que se trata es de «llevar una parte del aula a las redes sociales con la colaboración de los profesores, porque es el entorno en el que están los chavales y desde donde se los puede formar para que su actividad en el mundo digital sea segura», indicó Paco Prieto, quien puso de manifiesto la importancia de poner en común entornos como las operadoras, la industria, las fuerzas de seguridad y las fundaciones como CTIC «en un momento en el que la Comisión Europea tiene este tema en su agenda como asunto prioritario».

En la jornada de ayer intervinieron varios alumnos de diferentes colegios asturianos que pudieron expresar de primera mano sus dudas sobre la actividad en las redes sociales. El consejo de los expertos: «prudencia, sentido común y control de las amistades».

L. PALACIOS

Los menores cada vez acceden a las redes sociales a más temprana edad, y por ello cada vez son más vulnerables si no cuentan con las herramientas de privacidad adecuadas. Los responsables de estas nuevas vías de comunicación ponen el acento en la utilización de sistemas que impidan el acceso de extraños a las cuentas personales y en el mantenimiento de ciertas pautas que protejan la intimidad.

Es el caso de la red Tuenti, una de las más utilizadas por los usuarios más jóvenes, que deben cumplir una serie de requisitos para poder crear un perfil personal. Tal como indicó ayer Óscar Casado, director jurídico y de privacidad de Tuenti, los integrantes de su red tienen que tener al menos 14 años. Para los usuarios menores de esta edad que quieran abrirse una cuenta «existe un documento de autorización o consentimiento parental que los padres pueden rellenar y firmar y enviárnoslo junto con la autorización» La firma de este documento de consentimiento hace a su vez responsables a los padres de las acciones de sus hijos en la red, si bien, «en general, están contentos con el comportamiento de los usuarios en el Tuenti, que por otra parte es una red social muy segura, muy privada», sostuvo Casado.

Una de las principales características diferenciadoras de esta red es la de que los datos personales de los usuarios no se "indexan" en los buscadores como Google; de manera que «si buscan su nombre y apellidos en un buscador, nunca va a aparecer, y eso es algo que los usuarios valoran muy favorablemente», asegura el responsable de privacidad.

El caballo de batalla de estas redes sigue estando en el hecho de que muchos menores mienten acerca de su edad para poder crear un perfil público. Por eso, durante los paneles celebrados a lo largo de la jornada de ayer con alumnos de varios centros educativos de la región, surgieron propuestas como bajar a 12 años la edad mínima legal para poder entrar en la red. Con ello, los estudiantes sostienen que se evitarían los perfiles «falsos», a la vez que se garantizaría el control de los padres.

Luján PALACIOS

Las redes sociales han de estar limitadas a un número máximo de entorno a 150 individuos para que sean seguras. Guillermo Cánovas, presidente de la organización de protección al menor «Protégeles», llamó ayer la atención sobre el mal uso que muchos menores dan a estos canales de comunicación, en los que muchas veces se acepta a un número muy grande de amistades «y es imposible manejarlas con seguridad». Cánovas advierte de que cuando se sobrepasan los 150 miembros «no se conoce a la mayoría de los individuos y se pueden generar situaciones de riesgo».

Asimismo, indicó los efectos negativos que tiene la tendencia a considerar que el mayor número de amigos supone un mayor nivel de éxito y de reconocimiento social, y que lleva a aceptar a amistades de las que no se tiene información. «De lo que se trata es de que los menores vean la red social como lo que es: una herramienta para relacionarse con las personas que conoces, pero no para darse a conocer al mundo», subrayó el presidente de «Protégeles», quien señaló: «En este punto debemos trabajar mucho todavía».

Por otra parte, puso de manifiesto que los padres tienen una labor «fundamental «que hacer: la de «informarse sobre las redes sociales y su manejo», como punto de partida para una tarea de educación y de «trasladarles normas básicas de seguridad, cómo usar información de manera segura, y que conozcan las consecuencias legales de lo que se hace en internet, lo que no implica que los padres formen parte de los perfiles de sus hijos; podría ser contraproducente».

Guillermo Cánovas también indicó ayer que los casos de denuncias por acoso sexual de adultos a menores de edad en las redes sociales «están cayendo de forma notable en los últimos tiempos tanto en Europa como en Estados Unidos», toda vez que «en las redes se dejan muchos rastros». Lo que sí ha crecido de forma paralela son los casos de acoso escolar entre menores, que cada vez utilizan más las redes sociales entre ellos con este fin.