Pablo TUÑÓN

El número de alumnos ha crecido, y sigue haciéndolo, pero las instalaciones no han mejorado en consonancia con este hecho. Los padres y madres de estudiantes del Colegio Público Xove llevan tiempo reclamando mejoras en el lugar donde sus hijos se pasan gran parte del día, y con especial urgencia, en el comedor, que se ha quedado muy pequeño. El gobierno municipal ha mostrado su intención de rescatar una partida presupuestaria para arreglos en centros educativos y en Jove esperan que cuenten con ellos.

«Es un colegio que ha estado muy abandonado en comparación con otros. Y el barrio está creciendo», explica Pili Hevia, presidenta de la AMPA, que denuncia que «se está invirtiendo en colegios concertados, cuando en lo público debería invertirse mucho más de lo que se está haciendo». Hevia, que ya envió un informe denunciando las necesidades del colegio al Consejo Escolar Municipal, hace hincapié en la prioridad de remodelar el comedor.

«Es lo más urgente. Cuando se hizo, tenía una capacidad máxima para 30 alumnos y de aquella el colegio tenía cuarenta. Ahora tiene 110 alumnos y a veces se quedan a comer más de 50. Se ven obligados a hacer dos turnos porque no hay espacio», explica Hevia. Ante esta situación, los estudiantes tienen que esperar de pie a que termine el otro turno de comida y el servicio de comedor ocupa más tiempo de lo que debería.

Además del comedor, la otra gran urgencia consiste en la apertura de una nueva aula. «Para el próximo curso aumentará el número de matriculados, que este año ya lo hizo en veinte alumnos. Tenemos que adecuar una de las clases que se utilizan de almacén y poner mobiliario. Asimismo hay que dotar de nuevo mobiliario el aula de Infantil, que están muy justos», reclama Hevia. Pero éstas no son las únicas necesidades del Colegio Público Xove. «Somos el único colegio del casco urbano que no tiene pista cubierta. Hay actividades extraescolares que no se pueden hacer y los niños no pueden salir si llueve. Hay espacio de sobra para ponerla», asegura Pili Hevia, que enumera otra serie de reformas necesarias. Tal es el caso de la puerta de entrada, muy antigua y de madera, que se atasca con frecuencia y cuya cerradura ya ha roto varias llaves. Tampoco tiene intercomunicador ni portero automático, por lo que hay que abrirla manualmente.

La escalera exterior de emergencia está muy desconchada y hay ventanas viejas y apolilladas por donde entra «aire y, en ocasiones, agua». «El edificio principal va a cumplir 125 años. Puede que esté catalogado por patrimonio», dice Hevia. En cuanto a los aseos, sólo hay uno adaptado para los alumnos de Infantil, pero ya son 45 niños. Hay varios canalones sin limpiar y la fachada presenta desperfectos. El Colegio de Jove crece en alumnos, pero no mejoran sus instalaciones. Padres y madres de escolares esperan que no se vuelvan a olvidar de ellos, aunque cuando plantearon su lista de necesidades no contaban con los recortes del Ministerio. Esperan sortearlos con ayuda municipal.