C. JIMÉNEZ

La llamada de la empresa Thyssenkrupp para cubrir treinta plazas de ingeniero para cualquiera de las sedes internacionales de su filial Polysius, radicada en Alemania, tuvo ayer una respuesta altamente favorable en el campus gijonés. La primera y única presentación de la empresa en un campus universitario en España hizo que se quedara pequeña el Aula Magna de la Politécnica. Los responsables de la división de Thyssen especializada en el suministro de máquinas e instalaciones para la industria cementera y de minerales recogieron 250 currículos en el campus gijonés para la treintena de plazas que se ofertan en este momento en la compañía.

Kerstin Röbler, responsable de Recursos Humanos de Polysius y la asturiana Susana Menéndez, que trabaja en el área de logística, informaron a los estudiantes de ingeniería de las condiciones de trabajo en la empresa matriz, donde se respira un ambiente internacional, con varias decenas de nacionalidades en su plantilla y el alemán como idioma oficial. «Es la primera vez que venimos a España y no tenemos previsto visitar otras escuelas de ingeniería», subrayó la asturiana Susana Menéndez, titulada en Filología Inglesa, que llegó a Thyssen en 2008. Kerstin Röbler había marcado en su agenda cuatro escuelas de ingeniería en España como «referentes»: Gijón, Madrid, Zaragoza y Barcelona. Según Röbler, la prioridad en Polysius para sus nuevos fichajes es que tengan, por este orden, un elevado conocimiento de idiomas, disponibilidad para viajar a cualquier parte del mundo y los estudios técnicos necesarios para su desempeño profesional.

Las condiciones, dicen quienes han formado parte de la plantilla, son «muy buenas» y el trato a los trabajadores, «exquisito». Carlos Barredo Lago, ex alumno de la Politécnica de Gijón y presente en el acto de ayer, vivió su primera experiencia laboral en Thyssenkrupp Polysius. «Te ofrecen todo tipo de facilidades para integrarte en la compañía y se respeta mucho al personal», comenta el joven, que tras leer su proyecto fin de carrera a finales de 2003, fue inmediatamente contratado por la filial de Thyssen. Entró como ingeniero junior y en tres años tuvo oportunidad de desarrollarse profesionalmente hasta llegar a ser jefe de proyectos eléctricos y automatización. «Fue una experiencia muy buena porque existen muchas posibilidades de promoción en una empresa que se encuentra a la vanguardia de la tecnología. Se lo recomiendo a todo el mundo», indicó Barredo, ahora de vuelta en Asturias, empleado también en una multinacional.

Para el director de la Politécnica, Hilario López, este tipo de oportunidades laborales que se presentan «como una opción, no como obligación, son estupendas para nuestros alumnos». No en vano, este año serán 150 ingenieros los que vivan una experiencia internacional gracias a las becas «Reus», agregó López tras el acto de ayer.

También en Noruega se ofrecen importantes oportunidades laborales para los titulados en ingeniería. Håkon Hauan, director de la Oficina Comercial de Noruega en Madrid, habló de la necesidad actual de 16.000 ingenieros para ese país. Fue en el transcurso de una conferencia organizada por el área de Desarrollo Económico del Ayuntamiento para dar a conocer las posibilidades de cooperación empresarial con el país escandinavo.