C. JIMÉNEZ

Convertir las ciudades en una granja eólica o solar. Ese es uno de los objetivos que persiguen los integrantes del grupo de Conversión Eficiente de Energía, Electrónica Industrial e Iluminación en uno de sus proyectos de investigación más recientes, de nombre «Enerlight» y financiado a través del Ministerio de Educación y Ciencia. Se trata de abordar sistemas de alumbrado público de alta eficiencia, con capacidad de generación y almacenamiento de energía, funcionamiento autónomo y suministro de energía a la red de distribución. Incorporar, en suma, las energías renovables, la eficiencia energética y las nuevas tecnologías Led al sistema de iluminación urbano.

«La idea es aprovechar la infraestructura que existe para generar energía y hacerlo compatible con que sea algo bonito y económico», explica Manuel Rico Secades, cabeza visible de un equipo liderado por el catedrático Marcos Alonso e integrado por siete profesores, un profesor ayudante y tres becarios predoctorales.

En colaboración con las empresas Ingeneral y Soliker, los investigadores de la Universidad de Oviedo se encuentran inmersos en este momento en el desarrollo de una farola inteligente que incorpora la capacidad de generar energía (eólica y solar) y que sirva como demostración de lo que luego podría extenderse como base tecnológica para establecer el nuevo concepto de «lighting smart grid» o red inteligente de alumbrado para uso urbano. Las primeras pruebas se realizarán en el campus de Gijón. La nueva farola contempla compatibilizar precios razonables con un ahorro sustancial de energía, por medio de un sistema eólico y solar que podría incluso almacenar energía para posteriormente inyectar a la red la energía generada para suavizar los picos de demanda.

La ciudad se convertiría así en una gran granja eólica y solar con posibilidades para la gestión energética impresionantes y de gran flexibilidad.

El poste principal de la farola guarda en su interior todas las baterías del sistema. En el cuerpo superior incorpora paneles solares rectangulares en tres láminas de silicio amorfo de muy bajo coste que permiten generar electricidad con una inversión reducida. «No son los precios habituales de los paneles de silicio con alta eficiencia, sus precios son muy reducidos y se asemejan a lo que sería un vidrio de alta calidad, y esto industrialmente es muy interesante», explica el profesor Emilio López, quien añade que en la versión definitiva llevarán un tratamiento antirroturas, para evitar daños ante posibles actos vandálicos. En la parte superior llevaría un minigenerador eólico de eje vertical muy integrado con el resto de la estructura de la farola, evitando las palas tradicionales que acompañan a estos sistemas de generación de energía, con mayor impacto visual.

La combinación de informática, mecánica, control y electrónica ha obligado a crear un equipo multidisciplinar donde expertos de uno y otro campo participan en el objetivo común de la eficiencia energética. El proyecto, presupuestado en 165.000 euros, estará finalizado en diciembre de 2013. Para entonces estaría disponible el diseño definitivo que posteriormente podría pasar a integrarse en el mobiliario urbano de cualquier ciudad. Los alumnos de la Politécnica de Gijón que participan en el taller de energías renovables, que se ha puesto en marcha desde el campus a través del grupo de Conversión Eficiente de Energía, también están colaborando en este proyecto, aportando diferentes propuestas sobre el diseño de la estructura principal de la luminaria y el aerogenerador, entre otros componentes.

Por otro lado, la empresa asturiana González Soriano S. A., más conocida por su marca comercial Normalux, es uno de los principales «partners» en todas las acciones que desarrolla el grupo de Manuel Rico. En los laboratorios del campus gijonés se ha probado el alumbrado de emergencia inteligente del nuevo Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA).

Además, los mismos investigadores se encuentran desarrollando un óculo inteligente (downlight), programado para detectar variaciones de luminosidad ambiental y con detectores de presencia para disminuir el gasto eléctrico. En este proyecto participan también los integrantes del grupo de metrología y modelos del departamento de informática. «El sistema complica la electrónica pero si se fabrica en grandes cantidades resultará más económico y el ahorro de energía puede llegar a ser espectacular», comenta Rico sobre esta nueva aplicación de la electrónica de potencia para la iluminación.

C. J.

La tercera «pata» de las investigaciones del grupo de Conversión Eficiente de Energía tiene que ver con un proyecto de evaluación tecnológica, en colaboración con Fundación CTIC, para la cadena de supermercados Alimerka y que servirá para facilitar la compra a discapacitados físicos y psíquicos. El planteamiento es llegar a desarrollar un sistema de compra personalizado atendiendo las necesidades de personas con limitaciones de tipo cognitivo o físico.

Además, se persigue que el consumidor alcance un grado de autonomía satisfactorio con su compra. Los usuarios que acudan con un teléfono inteligente al supermercado serán «geolocalizados» por un sistema de marcas codificadas de Led instalado en el techo. Un equipo inalámbrico de comunicación enviará al dispositivo móvil del usuario datos tales como las ofertas más próximas, la localización de determinados productos o, en el caso de discapacitados psíquicos, se les asistiría con diferentes recomendaciones para realizar, por ejemplo, una compra más sana. El profesor Javier Ribas lidera esta línea de investigación.

Todas estas acciones son las que han llevado a los grupos del campus a situarse en los puestos de cabeza del ranking I-UGR. «En nuestras áreas de forma comparativa con el resto de España hacemos un buen trabajo y hablo por todos los compañeros del campus», afirma Rico, quien alude a campos como Electrónica Industrial, Conversión de Energía, Electrónica de Potencia, Robótica, o Control, entre otras muchas, «donde hay grupos que trabajan en temas muy punteros, en la frontera del conocimiento». No obstante, todos coinciden en el reproche hacia la escasa valoración que representa para el profesorado todas las acciones de investigación aplicada y colaboraciones con empresas. «Para los ingenieros resulta muy pernicioso que se valore únicamente la publicación de artículos», apuntan. En su caso van sobreponiéndose a ese lastre gracias a las colaboraciones con empresas y en los proyectos que implican un mayor desembolso gracias a la financiación de entidades como Ficyt. «Falta mucha estructura por crear para ser internacionales de verdad», se quejan.