Christian Rodil (Gijón, 1985) estaba a punto de firmar su incorporación a las listas del desempleo en el año 2009 cuando, de pronto, le avisaron de su elección como presidente de la Asociación Juvenil «Abierto hasta el Amanecer». Empezaba entonces una nueva etapa que ha durado algo menos de tres años y en la que la dedicación del gijonés a la entidad -según sus amigos a veces «excesiva»-, ha hecho crecer aún más una organización ya de por si conocida en la ciudad incorporando el ocio inclusivo y las actividades intergeneracionales como nuevos pilares de esta organización en la que Rodil deja amigos, confidentes y compañeros.

Criado en el barrio de El Llano, a caballo entre el Colegio Martínez Blanco y el Instituto de la Laboral en donde cursó el bachiller artístico, Christian Rodil no fue un buen estudiante hasta que llegó el momento de elegir a qué se quería dedicar. Cuentan algunos que este «adicto a los realitys de televisión», que llegó incluso a organizar una porra sobre los resultados de «Gran Hermano» en el Ateneo de La Calzada, tardó menos en sacar el título de Técnico Superior en Animación Sociocultural que en acabar el Bachiller. Y es que el asociacionismo siempre ha sido la obsesión de Rodil, volcado desde hace muchos años en la participación juvenil y en el intercambio de ideas con jóvenes que comparten sus mismos intereses. Una característica que demostró antes que en «Abierto» como presidente de las juventudes de Cruz Roja en Asturias y como director de los cursos de formación de esta entidad. Y algo que se pone en valor, sin ir más lejos, si se observan los centenares de amigos que el joven tiene agregados en su perfil de Facebook.

La necesidad de compartir ideas con otros jóvenes de su entorno le viene a Rodil de lejos. Quizá de aquellos campamentos de la parroquia del Buen Pastor en Peredilla (León) en los que hizo tan buenas migas durante varias temporadas estivales con quienes durante estos años más le han apoyado en «Abierto Hasta el Amanecer». Un proyecto que deja el presidente aún antes de lo exigido en los estatutos de la asociación «para dar paso a las nuevas generaciones que tengan nuevas ideas que puedan revitalizar la asociación», tal y como aseguraba el propio Rodil al que muchos amigos incluso le llegaron a reprochar las noches que pasaba vigilando las actividades de «Abierto» en lugar de disfrutando de unas cervezas con ellos. Momentos perdidos que en algunas ocasiones fueron difíciles. Sobre todo a principios de este año, cuando en «Abierto» tuvieron que trabajar tres meses sin cobrar a la espera de la financiación municipal.

El ya ex presidente de «Abierto Hasta el Amanecer», fan incondicional de las películas de Disney y de las protagonizadas por Jim Carrey y adicto al chocolate «Krunch», ha comenzado ya las despedidas. Con lágrimas en los ojos el propio Rodil dijo adiós de forma oficial en la gala de celebración de los quince años de «Abierto hasta el Amanecer». Sus próximos sueños, aseguran quienes le conocen, pueden hacerse realidad en apenas unos días. Uno es sencillo: viajar a Australia. El otro complicado: montar su propia ludoteca para la que intentará sacar dinero trabajando en la sidrería que su padre tiene en La Calzada. A Christian se le abre un futuro incierto pero, como dice la música de su admirado Carlos Goñi, Rodil está convencido de que «la vida sigue y yo también».