Luján PALACIOS

El profesor Javier Castaño del Riego tiene la suerte de haber hecho de su pasión parte de su profesión. Largos años de docencia y su amor por la botánica han llevado a este gijonés a elaborar una «Guía de Árboles de Asturias», un trabajo eminentemente didáctico dedicado, según él mismo reconoce, a «los niños y los amantes de la naturaleza en general».

El éxito del manual ha sido tal que acaba de ser reeditado, y de nuevo se ha puesto a la venta en varias librerías en toda Asturias. En su primera edición, la guía fue repartida a todos los centros escolares asturianos con «muy buena acogida, sé de muchos profesores que lo están aplicando y funciona bien», asegura el autor.

El germen del libro nació cuando daba clases en el colegio Jacinto Benavente, de Vega. «En aquellos años llegó al centro un conserje que era biólogo, y nos animó mucho a trabajar en el entorno privilegiado del centro», explica el profesor Castaño. Fueron aquellos cursos en los que los niños salían al patio y a los prados de la parroquia para hacer trabajos de campos, herbarios y recolecciones de hojas, ejercicios sobre los accidentes geográficos y numerosos ejercicios que sirvieron para abrir los ojos a los más pequeños y para hacer nacer en el docente la idea de elaborar un libro que sirviera precisamente para eso, para que «los más pequeños supieran identificar las especies de árboles a través de sus hojas y sus frutos». Ya entonces, Javier Castaño combinó esta tarea con la de su otra gran pasión, la fotografía, con la elaboración de diapositivas para visionarlas en las clases. Así que la unión era perfecta.

Con todo el material que ha ido recopilando a lo largo de los años, Javier Castaño ha creado una pequeña joya que recopila buena parte de la naturaleza asturiana: una guía a todo color en la que se recogen 36 especies de árboles, cada una con su nombre científico, una breve descripción y fotografías ilustrativas de la hojas, las flores, los frutos y una pequeña característica diferenciadora de cada una de las especies. El objetivo es el de «acercar de manera didáctica y asequible a los niños la gran variedad de árboles que tenemos en la región». De manera atractiva, con explicaciones sencillas y con la intención de «despertarles la curiosidad, que cuando salgan al campo sean capaces de reconocer algunas especies y que miren el entorno con otros ojos», relata el docente. Especialmente, desde la experiencia que le ha dado el trato con niños de ciudad, como los gijoneses (ahora es maestro en el colegio Río Piles) «que muchas veces no conocen lo que tienen más cerca».

Desde que empezara el trabajo la técnica ha evolucionado, y en los últimos cinco años de docencia en el colegio de la zona del Piles ha incorporado la imagen digital como elemento de docencia. De hecho, todas las imágenes del libro son obra suya, y constituyen el fruto de muchos años de trabajo y paciencia. Porque «el bosque va cambiando, y no se pueden hacer todas las fotos a la vez; la flor llega primero, después el fruto, y si te pasa la floración tienes que esperar otro año entero».

A ello se suman innumerables viajes por la geografía regional en busca de especies menos comunes. De cada una de ellas, los niños pueden hacer ejercicios con una ficha tipo de observación, con ejercicios propuestos para la recolección de hojas, el análisis de sus características y una guía para la clasificación. A ello se suma un extenso glosario para hacer la botánica traducible al universo de los más pequeños. Y también de los mayores, porque el libro «está pensado para todo el que tenga inquietud por la naturaleza», asegura el profesor.

Chopos, castaños, robles, tejos, olmos, pinos, fresnos, avellanos, tejos, encinas, madroños, hayas y acebos son, gracias al empeño de Javier Castaño, más atractivos para todos los públicos.