R. GARCÍA

José Ramón González, el empresario gijonés que permaneció durante dos semanas en huelga de hambre frente a la sede central de Feve en Madrid reclamando a la ferroviaria una deuda de 75.000 euros, abandonó ayer la protesta tras llegar a un acuerdo, de madrugada, con los responsables de la compañía. González, que llegó a última hora de la tarde de ayer a Gijón, se mostró «muy satisfecho» con el logro. «Estoy un poco débil, pero muy fuerte por lo conseguido. Lo peor es que durante este tiempo lo único que he hecho es confirmar que hay otra mucha gente que lo está pasando tan mal como yo», relataba el gijonés.

González llegó a Madrid el lunes día 10 de diciembre para intentar recuperar el dinero que le adeudaba una compañía participada por Feve -la gijonesa Fenit Rail- por su participación en las obras de restauración del tren Al-Andalus y que abocaba al cierre de su pequeño taller -Barnizados Unión-, del que viven tres socios y otros tres trabajadores. Ahora la compañía Feve, que tiene prevista su integración en Renfe a finales de este año, se ha comprometido a informar al administrador concursal de Fenit Rail de la situación de González solicitando además que se abonen las deudas.

Los portavoces de Feve lamentaron ayer que existan «pequeños empresarios atrapados en la suspensión de pagos de una empresa cuya gestión en la anterior etapa ha causado serios daños económicos y de imagen a la compañía pública». Una vez conseguido el acuerdo, José Ramón González asegura que sólo tiene ganas «de llegar a casa y descansar». El empresario dedicará sus primeras horas en Gijón «a disfrutar de mi familia y a ir al médico para que me hagan una revisión». El gijonés -cuyo estado de salud estuvo supervisado en todo momento por los sanitarios del Servicio de Urgencias de la Comunidad de Madrid (SAMUR)- perdió cinco kilos durante su huelga de hambre. Durante su protesta pudo conocer a Antonio Aguilar, el presidente de Feve, al que ayer definía como una «gran persona» que lo ha ayudado mucho durante su lucha. «Ojalá todos los cargos de responsabilidad en este país estuvieran ocupados por gente con tanta valía humana como este hombre», aseguraba González.

El empresario gijonés pretende ahora «seguir con el negocio» y recuerda que durante sus dos semanas de huelga de hambre «siempre defendí a mis trabajadores porque, de hecho, lo hacía por ellos y por sus familias, que dependen de mí y de mi empresa, para que todos podamos salir adelante en esta crisis económica».