Pablo TUÑÓN

Como cura fue pionero. Uno de los primeros en compartir en primera persona el sudor de los obreros, trabajando como ellos. Y ahora, curiosamente, pervivirá para siempre en mitad de un área industrial donde, como él hiciera, cientos de trabajadores acuden diariamente a sus puestos en las naves. Además, en la parroquia que evolucionó, entre otras cosas, merced a su lucha como párroco y vecino. Reivindicador incansable, hasta en el homenaje que le brindaron ayer en el parque del área industrial de Lloreda que lleva su nombre no quiso pasar la oportunidad de tener a la Alcaldesa cara a cara para lanzar peticiones.

«Ya que está la Alcaldesa, voy a hacer unas reclamaciones. Este parque está ubicado en Lloreda, un barrio agrícola y ganadero, destrozado por obras públicas. La autopista separó las viviendas de los praos. Y ahora lo ha empeorado este nuevo polígono industrial, aislándonos. Ya ni siquiera pasa el autobús para la gente de estas casas», proclamó Viñas antes de descubrir la placa con su nombre en el coqueto espacio verde, algo que realizó con ayuda de Jesús Fernández, sacerdote y compañero de Cándido en sus labores en Tremañes.

Al son de sus reivindicaciones se escuchaba un «claro, Cándido tiene razón», procedente de alguno de los numerosos vecinos de Tremañes que se acercaron, pese a las inclemencias de una lluvia que no dio tregua, al parque del Cura Cándido Viñas para su inauguración. Precisamente del colectivo vecinal «Evaristo Valle» partió la iniciativa de darle el nombre de Viñas a un espacio de Lloreda. «Esperamos seguir contando con usted, que lo necesitamos», proclamó Ángela Rodríguez, vicepresidenta de la asociación de vecinos. Su presidente, Rosendo Paniagua, también estaba presente. La vinculación de Viñas, que trabajó en el dique de Duro Felguera, a Tremañes comenzó hace décadas, cuando siendo párroco el difunto José María Díaz Bardales le apoyó en la lucha por erradicar el chabolismo.

También acudieron al acto otros párrocos de la ciudad, como Javier Gómez Cuesta (San Pedro) o José Antonio Álvarez (Fátima); además de Luis Manuel Flórez, «Floro», presidente de Proyecto Hombre, y una amplia representación del Ayuntamiento. La alcaldesa, Carmen Moriyón, que estuvo acompañada por el edil de mantenimiento Manuel Arrieta, expresó su deseo para que el parque que lleva su nombre sirva de «presagio de desarrollo económico de esta zona industrial». Algo que dijo al final de un discurso que abrevió bajo la lluvia «para que a Cándido no le entre una neumonía que le impida operarse mañana (por hoy) de la cadera».

Una operación que le llega un día después de haber recibido un homenaje que le «costó mucho aceptar». Pero Cándido siempre quiere satisfacer a sus vecinos. «Ya que quisieron ellos poner mi nombre al parque, lo acepto», sentenció.