Los objetos son lo que parecen y algo más. Alimentan otras vidas y ofrecen raras correspondencias que el ojo perezoso, refractario a lo insólito, suele ignorar. No es el caso de la mirada de Jesús González García de Marina, perspicaz revelador del relato por descubrir de las cosas. Este gijonés de 37 años, en el que vemos el talento de algunos maestros para captar la extrañeza de lo cotidiano o reinventar desde la ambigüedad y la clave poética el más sencillo de los materiales, empieza a llamar la atención por esas fotografías sorprendentes. «Con la cámara he descubierto lo que había en mi interior», afirma.

Le han bastado un par de exposiciones en su ciudad natal para cautivar al público con sus imágenes. Y no sólo, pues una de sus fotos ha sido portada de la edición digital de «Arte Fotográfico», publicación española decana de la fotografía y una referencia para profesionales y aficionados. La historia de García de Marina es como una foto de García de Marina. Nadie diría que empezó a interesarse por la fotografía hace sólo menos de tres años, y además de manera autodidacta: «Antes tenía una compacta y hacía las típicas fotos de familia durante las vacaciones».

Algo se agitó en García de Marina en febrero de 2010, después de adquirir una Nikon reflex. Recuerda que en el otoño de ese año participó en un concurso y se le ocurrió captar el reflejo de la Laboral en un ojo humano. «De pronto me di cuenta que buscaba la originalidad», subraya. Llegaron otros premios, su página en Facebook, unas finísimas huellas junto a la cáscara de un huevo abandonado, la primera exposición en el Antiguo Instituto y el descubrimiento obsesivo de una vocación que, hasta entonces, había permanecido anestesiada por las rutinas diarias del trabajo que le da de comer. «He ido formándome a base de quitar muchas horas al sueño, muy rápido, y de aplicar todo lo que leo», confiesa

Hace fotografía nocturna y tiene en marcha una próxima exposición sobre la Laboral, resultado de sus meses de experimentación. Pero lo que de verdad le interesa son esas otras fotos conceptuales (ver dos de sus imágenes en esta página) con las que puede componer, siempre con luz natural, la realidad mágica de sus imaginaciones. Su trabajo recuerda en ocasiones al de Chema Madoz: «Hay gente que me lo ha dicho, pero empecé a interesarme en él después de tener muchas de estas fotos hechas». García de Marina da otros nombres: Man Ray o el poeta también fallecido Joan Brossa. «Para mí la fotografía es una forma de expresión y aspiro a hacer imágenes en las que se fijen igual niños que mayores; a que despierten el interés de su imaginación». No es mal manifiesto.