Aunque son figuras de lucimiento, en ocasiones las creaciones de Antonio Argüelles han tenido comprador. No cree que sea este año el caso y se da por gratificado con las buenas críticas de los clientes y las fotos que ha visto hacer a muchos paseantes. Es, dice, su forma de anunciar desde el escaparate que «aquí trabajamos el chocolate y sabemos hacer algo con ello». Y de que saben hacer cosas ricas da cuenta el buen nivel de venta que se lleva este año en Pascua. «La cosa va bien aunque, eso sí, adaptada a las circunstancias que se viven. Eso significa que tienen más salida las piezas algo más pequeñas que antes, y los bollos de menor precio», apunta.