La Semana Santa se presentaba floja, pero el balance de estos cuatro días festivos ha superado las expectativas de un sector que desde que la crisis económica arrecia «ya no sabe qué esperar» de los períodos vacacionales. Los alojamientos situados en las zonas más estratégicas de la ciudad registraron de media entre un 85 y un 90 por ciento de ocupación, llegando a alcanzar en algunos casos hasta el 100 por ciento.

«Viendo cómo están las cosas, no me quejo. Nos anularon varias reservas, fundamentalmente por el pronóstico de mal tiempo, pero fuimos llenando con gente que venía de paso», explica Adela Vincelle, propietaria de La Polar, uno de los hoteles gijoneses que este fin de semana colgaron el cartel de completo. «Ahora se trabaja distinto, porque nunca sabes si vendrá gente o no, y prefieres ajustar los precios que tener habitaciones vacías», apostilla.

Algo en lo que también incide Silvia Chacón, recepcionista del hotel Asturias, que ha optado por aplicar «precios de temporada baja» a unas fechas que siempre han sido las más caras del calendario de vacaciones, junto con el mes de agosto. «El viernes, por ejemplo, quedaron libres muy pocas habitaciones, coincide que las más caras», apunta.

El viernes también fue para Nacho Iglesias uno de los días con mayor afluencia de turistas de la Semana Santa. «Estuvimos completos, como el sábado. El jueves, sin embargo, la ocupación anduvo por el 50 por ciento, pero ya veías que iba a haber movimiento», señala el dueño del hotel Gijón, que da por «buena» la campaña, aunque «tampoco es que la situación haya mejorado mucho con respecto al año pasado».

También Eva Rancaño, a cargo de la recepción del Don Manuel, hace un balance «muy parecido al de la Semana Santa pasada», pero lo importante, a su entender, es que «no hemos ido a peor», a pesar de que las cifras de la economía nacional son cada vez más difíciles de digerir. «Firmábamos ahora mismo que nos saliera un verano como estos días de Semana Santa», asegura.

En el Silken Ciudad de Gijón, lleno ya desde el jueves, no pierden la esperanza: «Nosotros llevábamos ya tiempo con reservas para Semana Santa. Nos quedaban un par de habitaciones, que se ocuparon sobre la marcha. Ojalá sea así en verano». Los hoteleros locales ya piensan en el período estival, porque «el fin de semana estuvo muy animado, pero a partir del día 1 (hoy) las reservas aflojan», precisa Marina Gutiérrez, segunda jefa de recepción del hotel Abba.

Aun así, Daniel Bastián, trabajador del Tryp Rey Pelayo, se queda con la impresión de que «la Semana Santa fue mejor de lo que se esperaba. Nosotros, además de turistas, tuvimos clientes de un evento deportivo. Y todo suma».

Con el final de este puente santo, ayer se daban a probar en el tendayu del Muséu del Pueblu d'Asturies los últimos culinos de la «primer sidre l'añu». El certamen, en el que distintos llagares de la región presentaron su cosecha de 2012, recibió durante estas cuatro jornadas festivas una media de 3.000 visitantes por día. Esta cata se consolida, así, como una de las grandes alternativas de ocio de la Semana Santa gijonesa, que este año contó «sobre todo, con turismo nacional, de Galicia, Cantabria, el País Vasco y Madrid», según coinciden en señalar los hoteleros de la ciudad. Aunque algún establecimiento también alojó a «ingleses, franceses y belgas». A la izquierda, ambiente en la cata de la «primer sidre l'añu».