Abogado y economista

El abogado y economista Raimundo Abando Tartiere (Oviedo, 1956) pronunció ayer, en la sede del Ateneo Jovellanos, una conferencia titulada «Partidos políticos y corrupción: cómo evitarla». Raimundo Abando fue presidente de la Autoridad Portuaria de Avilés. Militó en el Partido Popular hasta febrero de 2011 y ahora lo hace en Foro Asturias (FAC).

-¿Hay más corrupción publicada que real?

-En líneas generales, la corrupción, en España, es mucha. Nuestro país ocupa el número treinta en el»ranking» mundial en los índices de corrupción; es decir, tenemos un sistema que en gran parte está corrupto. Respecto a las maneras de evitarla, creo que no se evitará jamás, sería absolutamente absurdo pensar que se puede evitar. En ningún país se puede evitar al cien por cien, por eso de lo que hay que tratar es de reducirla. Para ello creo que hay muchas maneras y se debe partir de tres fundamentales: la modificación de la ley Electoral, la democratización de los partidos políticos y la independencia del poder judicial y de todos los organismos públicos que tienen que velar por la transparencia en España.

-O sea, dar la vuelta al calcetín a todo el sistema...

-De manera absoluta y total; además, soy de la opinión de que es muchísimo más eficaz hacerlo todo a la vez que por partes.

-¿Funcionaría España?

-Creo que funcionaría muchísimo mejor que lo que funciona en la actualidad.

-Es decir, no podemos decir que en España la corrupción es el sistema...

-El sistema favorece la corrupción tal cual está en estos momentos.

-¿Cuándo comienza esta situación? ¿con la Transición, en el franquismo, con la primera restauración?, ¿siempre fue así?

-La corrupción empieza con el mundo: desde que el mundo es mundo hay corrupción. Éste es un asunto que ya pasó en otros países, por ejemplo, en los Estados Unidos a finales del siglo XIX, en Alemania en los años sesenta del siglo XX y se ha corregido, ¿cómo?, pues creo que la primera cosa que hay que hacer para corregir el sistema es, indudablemente, la democratización de los partidos políticos.

-¿Listas abiertas?

-Claro, y las elecciones directas dentro de los partidos, una combinación de un sistema mayoritario con uno proporcional, posiblemente circunscripciones más pequeñas para que los diputados tengan más relación con sus electores, ya que hoy tenemos un sistema por el cual nuestros políticos no representan a los electores, representan a sus propios partidos políticos.

-¿También habría que corregir la ley de Contratos del Estado?

-Todo es mejorable, pero lo que habría que hacer es que se cumpliera la ley. En la actualidad, desde el punto de vista de la Administración y la corrupción que hay dentro de ella por parte de los administradores públicos, no de los políticos, es debido a que la ley no se cumple y tampoco hay los controles adecuados. No hay que ir muy lejos: aquí tenemos la Intervención General del Principado de Asturias, donde los interventores no son interventores; pero es que ni tan siquiera son funcionarios públicos de nivel A, lo son de nivel B. Claro, la primera pregunta es: ¿por qué no son interventores generales del Estado? Si lo fueran, tendrían muchísima más libertad; pero el problema es que son funcionarios puestos por políticos. Al final, ¿a quién obedecen?, Está claro, al político.