C. J.

Luis Lorenzo Sánchez-Soto nació en 1962 y forma parte de la cantera del Colegio de la Inmaculada de Gijón. Fue alumno de la promoción de 1979 y en 1994 fue nombrado antiguo alumno distinguido de la Asociación de Antiguos Alumnos del Colegio. La revista colegial recogía entonces una breve semblanza de sus méritos: «Doctor en Ciencias Físicas y Ciencias Exactas. Premio de la Sociedad Europea de Física Teórica, conferenciante universal (París, Amsterdam, Roma, Moscú, Varsovia) e investigador incansable». Cuando se trasladó a Madrid a realizar los estudios de Física, vivió en el Colegio Loyola, también de la Compañía de Jesús.

Desde hace varios años compagina la docencia en la Facultad de Ciencias Físicas de la Universidad Complutense, como catedrático del departamento de Óptica, con las estancias en el Instituto Max Planck para la Física de la Luz. A lo largo de su trayectoria académica ha participado en las comisiones de evaluación del programa «Ramón y Cajal» y fue el director de la tesis doctoral del flamante premio «Príncipe de Asturias» de Investigación Científica y Técnica, Juan Ignacio Cirac. Fue la primera tesis doctoral que dirigió Sánchez Soto, hijo de un antiguo trabajador del desaparecido diario gijonés «Voluntad».

Su último estudio ha causado mucha excitación entre la comunidad científica pues, de confirmarse este descubrimiento, cambiaría el punto de vista de la física convencional acerca de la posibilidad de que la velocidad de la luz no sea fija.