R. VALLE

Hay ocasiones en que proyectos pioneros en un ámbito concreto no son más que el resultado de un sencillo encuentro entre quien tiene una idea que contar y quien pone las ganas de escucharla. «Gijón sin gluten» -un proyecto que se acaba de poner en marcha para ofertar a los celiacos un listado de locales de hostelería, hotelería y ocio de la ciudad comprometidos con las necesidades del colectivo que padece esta intolerancia alimentaria- es un ejemplo. La idea la puso el confitero Alejandro Álvarez, que desde la confitería Marqués lleva más de dos años haciendo de celiacos de todo el Norte de España sus clientela más fiel, y los oídos atentos fueron los de Ana Braña, gerente de la Sociedad Mixta de Turismo de Gijón, que vio la posibilidad de utilizar esta acción para poner en marcha una nueva línea de turismo social y de accesibilidad.

De la cita inicial entre uno y otra, a la que se sumó la Asociación de Celiacos del Principado de Asturias, nació este «Gijón sin gluten», que ayer se presentaba oficialmente en el salón de recepciones del Ayuntamiento de Gijón en coincidencia con el «Día nacional del celiaco», una dolencia que padecen más de medio millón de personas en España. El prólogo a este proyecto de largo recorrido han sido las I Jornadas gastronómicas sin gluten, que ayer terminaban tras un fin de semana de actividad.

«La verdad es que no tuve una idea muy original. Simplemente sume sota, caballo y rey. A la confitería venían celiacos de muchas partes de España y además de comprar pasteles te preguntaban donde podían ir a comer, o a tomar una cerveza...», explicaba ayer Alejandro Álvarez. Ahora mismo están vinculados a esta iniciativa 17 establecimientos hosteleros, cuatro confiterías y heladerías y seis hoteles. La intención es crecer y sumar. Todos ellos han recibido una formación específica para atender a celiacos y serán inspeccionados desde la Asociación de Celiacos de Asturias para comprobar que se controlan tanto las materias primas como la posibles contaminaciones cruzadas. Los establecimientos de «Gijón sin gluten» se dividen en tres categorías -de una, dos y tres espigas-, según el grado de compromiso con la alimentación de los celiacos.

La idea es que, por un lado, un problema de salud no sea inconveniente para hacer turismo y, por otro, convertir a los celiacos en un nuevo colectivo turístico que tenga Gijón como destino preferente. Un Gijón que, como ayer explicaba Lorena Catofres, de la Asociación de Celiacos del Principado de Asturias, tenga una oferta gastronómica que vaya más allá del «filete a la plancha y una ensalada, que nos acaban dando». «En turismo hay más que imagen, hay salud», sentenciaba el edil Rafael Felgueroso, en la presentación del proyecto.