Un coche eólico que se impulsa con el soplido humano; unas chanclas-fregona para limpiar el suelo sin usar un palo; un cepillo de dientes «para las prisas», con doble fila de cerdas para limpiar a la vez las muelas de arriba y las de abajo; pequeñas macetas reciclables a base de cáscaras de huevo...

Esos y medio centenar de objetos más son los últimos inventos con «patente» gijonesa. Se exhiben desde el lunes en el Centro Municipal de El Llano y son obra de unos setenta alumnos de cinco años -a quienes no les faltó la ayuda de sus familias- de la escuela de infantil Gloria Fuertes. Un trabajo que ha supuesto la última iniciativa con la que la escuela Gloria Fuertes se ha ganado al barrio de El Llano y ha extendido sus proyectos escolares más allá de la paredes del propio centro educativo.

El proyecto, tal como explica la directora del Gloria Fuertes Yolanda Camello, es la segunda colaboración que despliega la escuela con el Centro Municipal de El Llano, y que tiene como objetivo «compartir con nuestro entorno algunos de los trabajos que se hacen en el centro y en los que también participan las familias del barrio». En este caso concreto, además, el proyecto buscaba trabajar desde las edades más tempranas de infantil la cultura de la innovación, como semillero de futuros adultos involucrados en el desarrollo regional desde la creatividad.

La exposición, titulada «Pero, ¿todavía se puede inventar?», reunió para su inauguración a buena parte de sus alumnos así como a sus tutoras (Paloma de Barutell, Mayte Irazusta y Marta Valle, que tuvieron la colaboración de Lourdes Martínez como organizadora de la muestra), y permanecerá abierta al público hasta el día 4 de junio.