La multinacional estadounidense Tenneco Automotive, que fabrica piezas para automóviles (entre ellas los amortiguadores Monroe), anunció ayer el cierre de la fábrica de Gijón, como principal medida en su plan de reestructuración en Europa, que también incluye el despido de un 20% de la plantilla de la fábrica belga de Sint Truiden. La medida, que se aplicará durante el primer trimestre de 2014, previsiblemente a comienzos de año, supondrá el despido de los 230 trabajadores de la fábrica gijonesa y de la ingeniería que la asistía, Tenneco Innovación.

La medida cayó ayer «como un caldero de agua fría» entre la plantilla, que se movilizó de inmediato cortando el tráfico frente a la fábrica, en la carretera de Oviedo, durante unos 40 minutos, a partir de las diez de la mañana de ayer. También impidieron durante ese tiempo que abandonaran la factoría el director de las fábricas de Ermua (País Vasco) y Gijón, Agustín Arrieta, y el director de recursos humanos de Tenneco Automotive Ibérica, Jesús del Val Román, quienes minutos antes habían transmitido la noticia sucesivamente a los mandos, comité de empresa y asamblea de trabajadores.

Con el cierre de la planta de Gijón y el despido de otros 250 trabajadores en la de Bélgica, la compañía estima que ahorrará 60 millones de dólares al año. Ambas medidas tendrán un coste para la empresa de unos 63 millones de dólares, incluyendo el deterioro de activos, las indemnizaciones a los despedidos y el traslado de equipos a otras instalaciones, según un comunicado de Tenneco. La maquinaria de Gijón, totalmente amortizada ya, servirá previsiblemente para equipar una nueva fábrica en Rusia de la empresa estadounidense. Esa es una de las factorías a las que Tenneco transferirá parte de la producción de los amortiguadores que ahora hace en Gijón, junto a otra fábrica de Gliwice (Polonia) y la de Ermua.

La indignación de los trabajadores con la multinacional por el anuncio de despidos colectivos se vio agravado por los argumentos que utilizó la multinacional, así como por el hecho de que la comunicación se produjera meses después de que la empresa ya hubiera empezado a tomar medidas para desmantelar Gijón, sin admitir sus intenciones ante los reiterados requerimientos sindicales de explicaciones.

La reestructuración en Europa de Tenneco obedece a «una reducción significativa de la demanda» y a la competencia de «productores del este de Europa», que ha llevado a que la compañía sufra un «exceso de capacidad productiva estructural», en función de sus previsiones de producción. Tenneco añade que ese es lo que ha llevado a la decisión de «concentrar la producción en las fábricas más eficientes o estratégicas», reasignando a las mismas los 10.000 amortiguadores diarios que ahora produce en Gijón.

Tras la estela de Suzuki

«Esto puede acabar siendo una segunda Suzuki». Ya lo advertía un representante sindical de la plantilla de la fábrica de amortiguadores de Tenneco en julio de este año. Sus malos augurios se cumplieron. Gijón no tuvo que esperar ni un año para conocer el segundo anuncio de cierre de una planta de una multinacional. La firma japonesa anunció la deslocalización de su producción de motos en Porceyo el 6 de noviembre de 2012. Apenas diez meses después, la norteamericana Tenneco comunicó ayer a sus trabajadores de la factoría del Alto Pumarín su despido inminente, al cerrar las instalaciones en 2014.

Ahora les espera a los representantes sindicales de la plantilla de Tenneco, de 230 empleados, iniciar un proceso de negociación con los directivos de cara a pactar las mejores condiciones de despido o, en su caso, la recolocación en otra fábrica. En el caso de Suzuki, las conversaciones entre empresa y trabajadores no fueron fáciles, acompañadas de movilizaciones. Tras varios meses, no consiguieron la recolocación, pero acordaron unas indemnizaciones para los 170 empleados de 40 días por año y 12.000 euros lineales. Además, los treinta comerciales de Suzuki que iban a quedarse en las instalaciones gijonesas, finalmente serán trasladados a Madrid.

La fábrica gijonesa es la única del grupo en Europa que supera el objetivo de rendimiento

El argumento de la multinacional señalando que la decisión de cerrar Gijón obedece a la necesidad de concentrar la producción en las fábricas más eficientes, dejó a los representantes de los trabajadores perplejos, debido a que la factoría gijonesa es la única del grupo en Europa que supera los objetivos marcados por la empresa para medir el rendimiento de cada factoría. Una medición positiva que se pudo lograr después de que la multinacional accediera a permitir cambios de turno en la fábrica que mejoraron la productividad. «Somos la única fábrica de Tenneco en Europa que llega a los objetivos marcados y una de las pocas de todo el grupo en el mundo», y eso lo reconocieron ayer ante los trabajadores los que vinieron a anunciar el cierre de la fábrica en base a supuestos criterios de eficiencia, según fuentes sindicales.

Respecto al exceso de capacidad productiva, el comité de empresa recuerda que a finales de 2008, en plena crisis económica, Tenneco decidió comprar la factoría italiana de amortiguadores Marzocchi. Por aquella fecha, Tenneco ya intentó platear una regulación temporal de empleo en Gijón, que con la legislación laboral de la época, los sindicatos lograron echar abajo.

En 2007, en Tenneco trabajaban unas 370 personas, entre directos e indirectos, según los sindicatos. Esa cifra se fue reduciendo hasta la actual de 230 y la empresa también logró sacar adelante sucesivas regulaciones temporales de empleo desde 2010.

La dirección de la empresa decidió suspender el pasado mes de abril el último ERE que tenía autorizado. Desde entonces comenzó a producir a marcha forzadas amortiguadores, hasta alcanzar un stock de 100.000 que ya ha trasladado desde Gijón a sus centros de distribución en Alemania y Ermua. Una medida que levantó entonces las sospechas de los trabajadores y que ahora permitirá a la empresa cubrirse ante las posibles consecuencias de una huelga. El siguiente paso fue descabezar la fábrica de Gijón, cesando a su director y dejándola bajo el mando del director de la de Ermua. La empresa siguió entonces negándolo todo.

El pasado mes de julio, los trabajadores se manifestaron después de enterarse de que la empresa había comenzado a producir en Polonia los amortiguadores que hasta ahora sólo hacía en Gijón y cuya producción sumaba más del 80% del total de la factoría. La dirección siguió guardando silencio.

Esta mañana, el cuarto directivo de más alto rango de Tenneco Automotive en el mundo, su vicepresidente de operaciones globales, Michael Chartlon, tendrá la oportunidad de explicar la actuación de la compañía con sede en Chicago (Illinois) al consejero de economía del Principado, Graciano Torre. La cita está prevista a las diez de la mañana en la Consejería.

Torre y el director general de Industria del Principado, Luis Ángel Colunga, ya recibieron ayer al comité de empresa de la factoría. Tras el encuentro, el consejero dejó clara «la oposición que tenemos» al cierre y mostró su esperanza de que el anuncio de Tenneco «no sea definitivo». El consejero se posicionó en la misma línea en la que están todos los sindicatos y trabajadores: «Vamos a luchar por todos los medios contra el cierre. La nota informativa que la empresa publicó y lo que transmiten a los sindicatos son indefiniciones y vaguedades totales y absolutas».

El consejero añadió que Tenneco está obligado, si quiere que le autoricen «despidos por cese de actividad a dar razonamientos económicos con números encima de la mesa que justifiquen esta decisión. Si se cierra Gijón y no otra planta les voy a exigir a los responsables cuando me reúna con ellos que me digan cuál es la productividad de cada una de las plantas y cuáles son los costes de las mismas. Es un absurdo hablar de la disminución de la producción de vehículos cuando todo el mundo sabe que en España (y he recabado datos esta mañana al respecto) se van a producir más coches en el futuro, por lo que es una decisión que no entiendo desde el punto de vista económico y les voy a exigir una explicación económica o política si es que es una decisión política de la empresa». Torre también pidió al IDEPA que supervise las ayudas públicas concedidas a Tenneco.