Se definía a sí mismo como un observador del mundo que necesita de la escritura, sin descanso, para trasladar sus emociones, ficciones y opiniones. Víctor Alperi, uno de los escritores fundamentales -y, posiblemente de los más incomprendidos también- de la literatura asturiana del último medio siglo, falleció ayer en su domicilio gijonés, en la calle Asturias, a los 83 años, después de una vida consagrada a la literatura. Es autor de más de una cincuentena de títulos (novela, cuentos, ensayos, impresiones de viajes, crítica gastronómica, artículos periodísticos y hasta poesía), entre los que destacan "Viejo retablo de títeres nuevos", "La batalla de aquel general" o "El rostro del escándalo", con la que fue finalista del premio "Planeta" en 1967.

"Es una pérdida muy importante no sólo para la literatura, sino también para la cultura asturiana por la diversidad de sus intereses y escritos", manifestó la consejera de Cultura del Principado, Ana González, quien recordó su labor como presidente de honor de la Fundación Dolores Medio, que concede el premio "Asturias"; su infatigable apoyo al longevo premio de novela corta "Casino de Mieres" o sus muchas páginas sobre gastronomía, en las que colaboraron su siempre recordada madre, Magdalena Alperi, y su hermana Sofía. "El Libro de la cocina española", publicado en fascículos (ocho tomos) en España en Hispanoamérica, por mencionar un solo ejemplo, tuvo un gran éxito.

Pero Víctor Alperi fue, sobre todo y antes que nada, un narrador, un contador de historias, alguien raptado por la ficción y sus mundos de palabras, como él mismo subrayó a este periodista en una entrevista publicada a raíz de la edición de "Víctor Alperi, escritor". La semióloga María del Carmen Bobes Naves, catedrática emérita de la Universidad de Oviedo, hace justicia en este enjundioso estudio a un autor cuya carrera literaria, si se puede utilizar esta expresión, se vio notablemente perjudicada tras su regreso a Asturias, después del fallecimiento de su padre. Algún miembro del jurado del premio "Planeta" llegó a dimitir en desacuerdo con la decisión de dejar "El rostro del escándalo" sin el galardón gordo. Y hasta el editor José Manuel Lara Hernández viajó, entonces, a Asturias para hacerle justicia al escritor.

"Su muerte me deja muy impresionada por la gran figura humana que desaparece; era muy cordial y educado, cuando hoy que están de moda las malas maneras", señaló ayer, consternada por la noticia, Bobes Naves. "No era una persona competitiva, y eso le perjudicó, pero es un escritor con gran dominio del lenguaje, de palabra limpia y significativa en el que nunca encontré incorrecciones". La catedrática recuerda con encomio dos títulos, los que más le gustan por su prosa y construcción: "Viejo retablo de títeres nuevos" y "Dorado palacio de Lisboa".

Víctor Alperi nació en Mieres del Camino el 14 de julio de 1930. Doctor en Derecho por la Universidad de Oviedo, comenzó a escribir y publicar desde muy joven. Con 18 años, ya tenía en las librerías el poemario "La sombra y la llaga", y a los 24, su primera novela, "Laderas umbrías". En colaboración con el también escritor Juan Mollá, con quien batalló infatigable en defensa de los derechos de autor de los escritores, firmó una trilogía sobre la vida asturiana: "Sueño de sombra", "Agua india" y "Cristo se paró en la montaña". En 1962, obtuvo el premio "Lengua Española", convocado por Plaza y Janés, por "Dentro del río". Autor de muy amplia curiosidad, su obra incluye títulos como "Los papas del siglo XX", "Pablo VI, el papa peregrino" o "Veinte pintoras asturianas".

"Siempre con generosidad y amor por su tierra y por lo que se hace en Asturias. Todo lo leía, todo lo comentaba, para todos tenía una palabra de aliento y elogio", aseguró Benito García Noriega, editor de KRK, sello con el que Víctor Alperi publicó varios libros. "Todavía el pasado viernes estuvimos charlando de los premios de este año de la Fundación Dolores Medio. Ya va para quince años que publicamos por primera vez un libro suyo, La luz de Tánger", añadió.

Un grupo de gijoneses tenía marcha una propuesta para que el Ayuntamiento concediera al escritor, que compartía su amor por Mieres y Gijón, el título de "Hijo adoptivo" de esta última ciudad, en la que residía desde hace cuarenta años. "Todavía confuso por la noticia de su fallecimiento, recuerdo las veces que hablamos de lo que se merecía su obra creativa, de un reconocimiento público; pero ya es tarde y yo soy el primero que le decía "hay tiempo", aunque la Parca no esperó", comentó su editor.

Víctor Alperi tenía previsto visitar hoy a su oftalmólogo. Sufría un serio problema en uno de sus ojos. Le impedía leer y eso le causaba una gran desazón, recordó ayer Cosme Marina, crítico musical de este diario y muy amigo del fallecido. Padecía los achaques propios de la edad, pero nada que pareciera de gravedad. Sus íntimos se extrañaron de que ayer por la mañana no respondiera al teléfono. Discreto, sin ruido, murió en su cama. Su cuerpo será trasladado hoy desde el tanatorio de Cabueñes hasta el cementerio de su Mieres natal, donde será enterrado a las dos menos cuarto de la tarde. Mañana, jueves, se oficiará un funeral en la iglesia de San José, en Gijón, a la una de la tarde.

Luis Fernández Roces, otro de los grandes narradores asturianos, habló ayer, tras conocer la triste noticia, de su "amigo entrañable": "Es una persona que trabajó infatigable por la literatura; escribía mucho y bien, de todo". Y encadenó: "Es una pérdida sensible; es autor de obras importantes y el mundo literario asturiano tiene que agradecerle su labor". Un novelista joven y, Miguel Barrero, se sumó también al elogio de Víctor Alperi: "Lo recuerdo con mucho cariño. Leí siendo adolescente "Dentro del río" y me impactó".

Frases para un autorretrato literario:

"Regresé a Asturias y el escritor que se queda en provincias se mete en un pozo"

"La novela tiene que ser literatura, pero con una trama. Aquí se hizo una mal llamada literatura social"

"He tenido muchos maestros. Mis referencias han sido la literatura francesa y la gran novela española"

"Pérez de Ayala tal vez sea un mayor maestro del lenguaje que Clarín"