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Multitudinaria oposición para cubrir medio millar de plazas de enfermería

"Nos trataron como a borregos, es una vergüenza", denuncian algunos aspirantes

Los opositores relatan que "había chicos llorando y uno de los miembros del tribunal les dijo que se mearan encima"

Colas en la entrada de uno de los aseos del recinto ferial dos horas antes del inicio de la prueba. A la izquierda, aspecto que presentaba la entrada a la Feria a primera hora de la mañana., juan plaza

Las cien preguntas y ciento veinte minutos en que estaba estructurada la oposición para acceder a una de las 472 plazas de enfermería convocadas por el Servicio de Salud del Principado de Asturias (Sespa) se le atragantaron a más de uno. Pero no por la dificultad de las preguntas en sí. De hecho, más de uno reconoció que la prueba era "muy asequible", incluso "fácil" y no había nada que achacar a los contenidos, aunque sí a la organización. Desmayos, crisis de ansiedad -que tuvieron que ser atendidas, al menos en dos ocasiones, por los sanitarios-, voces de desesperación ante la imposibilidad de acudir al baño e, incluso, insubordinación de algunos de los más de 200 colaboradores que realizaban labores de vigilancia fueron algunas de las incidencias que se registraron en la mañana de ayer en el recinto ferial, amén del colapso en las primeras horas de la mañana.

El cuarto de hora de retraso con el que se abrieron las puertas de la Feria fue el inicio de la demora posterior en el arranque del ejercicio. Si bien los aspirantes estaban convocados para entrar en los pabellones a las 11 horas, el examen no empezó hasta a las 12.35. Antes de esa hora, algunos pidieron ir al baño, petición que les fue denegada hasta que, pasadas las 14.30 horas, finalizara el examen. "Estoy embarazada, es materialmente imposible que esté más de cuatro horas sin ir al baño", protestaba Laura González Robles, que finalmente optó por entregar su examen sin concluir para ir al aseo. Su cuestionario quedó automáticamente invalidado.

Como ella se encontraba, al menos, otra veintena de jóvenes que confirmaron a este diario haber sufrido la misma situación. Janire Fernández Lanzagorta, de Bilbao, anunciaba una queja formal. "Daremos la guerra que sea necesaria. Esto es venir al examen para nada", planteaba esta joven, mientras explicaba que en la oposición del País Vasco sí estaba permitido salir al cuarto de baño para situaciones especiales como las de las embarazadas, acompañadas, eso sí, por alguno de los cuidadores de la prueba. "Es una vergüenza", valoraba la ponferradina María José García.

La desesperación entre algunos de los aspirantes ayer fue tal que hubo quien se hizo las necesidades encima. "A mí me dijeron que si salía al baño era abandonar el examen", se quejó Jesica García, que optó incluso por denunciar su caso en Comisaría. "Había chicos llorando dentro del examen y uno de los miembros del tribunal les dijo que se mearan encima", subrayó García. "Nos trataron como a borregos", apostilló Francisco García, quien también aludió a la presencia de "cajas abiertas" con los cuestionarios. "Y el examen se entregaba con nombre y apellidos", señaló el gallego Cristian Martín, advirtiendo de la posibilidad de impugnación que implica la incorporación de datos personales a las hojas que corregirá el tribunal, que sólo deberían llevar una identificación del DNI.

Desde el Sindicato de Enfermería (SATSE) permanecieron durante varias horas en el recinto recogiendo "todas las incidencias", a la espera de realizar una valoración "con todas las irregularidades que se hayan producido". Los propios colaboradores que incorporó el Sespa para realizar labores de vigilancia, entrega y recogida de los ejercicios reconocieron que el resultado del ejercicio fue "un desastre", como constató José Manuel Medina, que sospecha que será expedientado por haber desobedecido las normas del tribunal al haber acompañado a una chica al baño. "Un opositor tuvo que orinar desde su asiento y a una chica le dio una especie de lipotimia. Otra se lo hizo encima. Es una cuestión de dignidad, que estamos en el siglo XXI", se lamentó este trabajador contratado por el Sespa.

Una hora después del final del ejercicio, el tráfico parado en las inmediaciones del parque Hermanos Castro evidenciaba otro caos, aunque ése más previsible. La riada de quejas concluyó en atasco.

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