Pasados los momentos más sentimentales por el cierre del Gran Café Dindurra, que bajó la persiana el pasado 20 de noviembre, ahora puede ser apropiado traer a colación sucintamente la historia del gijonés que abrió el cafetón del paseo de Begoña, inaugurado el 22 de junio de 1901, y que, como empresario, fue una de las figuras clave en el desarrollo de Gijón en el último tercio del siglo XIX: Manuel Sánchez Dindurra (1859-1933).

Para ello, nada mejor que acudir a la lectura de los obituarios que dos diarios locales ("El Noroeste" y "La Prensa") le dedicaron tras su fallecimiento, acaecido en Madrid "a las 4 de la mañana del día 3 de mayo de 1933", como figura en las esquelas publicadas abriendo, a toda plana, las primeras páginas de los periódicos gijoneses del 4 de mayo de hizo ochenta años, cuando mediaba la Segunda República.

"En la madrugada de ayer, falleció en Madrid este popularísimo gijonés. Cuando a media mañana empezó a circular por Gijón la noticia, no nos sorprendió, porque hacía mucho tiempo que el señor Dindurra era víctima de una cruel enfermedad, ante la cual se había la Ciencia declarado impotente", comentaba a sus lectores "El Noroeste", que era un "diario democrático independiente".

"¿Quién no conoce a Dindurra, en la provincia entera? ¿Quién no supo del más renombrado empresario de espectáculos que en Asturias hubo? ¿Quién ignoró sus actividades de todo orden, su inteligencia despierta, su buen golpe de vista y su pasmoso dinamismo que lo llevó a no cejar jamás en un empeño en no retroceder nunca ante nada?", publicó, por su parte, "La Prensa" ("diario independiente"). Y una frase pasó entonces a la intrahistoria local: "De su dinamismo llegó a decirse que con tres o cuatro Dindurras, Gijón hubiese sido una de las más grandes ciudades de España".

Manuel Sánchez Dindurra nació en Gijón. Su padre era de Cenero y su madre de Villaviciosa, donde estaba enraizado el segundo apellido del empresario, que con el correr de los años sus descendientes unieron, con un guión, al Sánchez paterno. Pronto saltó Manuel Sánchez Dindurra al otro lado del Atlántico para hacer fortuna, y como recordaba en su obituario "La Prensa": "Dindurra, que al igual que los asturianos castizos había corrido hasta la aventura de América, creó aquí su hogar y aquí desplegó aquellas envidiables actividades a que le acuciaban sus afanes. Y dan fe de su espíritu emprendedor, de su fe ciega en el triunfo, de su acometividad para la vida, obras de la importancia de nuestro espléndido Teatro Dindurra y toda esa manzana de casas que con él forman un todo y que pueden ser orgullo de la población más moderna, empresa realmente excepcional y aventurada para aquellos tiempos".

El Teatro Dindurra se inauguró el 28 de julio de 1899 y las obras duraron tan sólo diez meses. El café del mismo apellido lo mando hacer en uno de los edificios laterales del coliseo, que tras la Guerra Civil y como consecuencia de un bombardeo de la aviación nacionalista tuvo que ser reconstruido para volver a ser abierto pero ya con el nombre de Teatro Jovellanos.

Manuel Sánchez Dindurra se casó con María García-Rendueles y del matrimonio nacieron dos hijos y una hija: Bernardo, Lucía y Manuel Sánchez y García-Rendueles. Cuando falleció, el empresario estaba casado con Dolores Rodríguez Cienfuegos y así figura en las esquelas, en las que también se daba cuenta del funeral que "por el eterno descanso de su alma se celebrará en la iglesia parroquial de San Lorenzo" (inaugurada, como el Gran Café Dindurra, en 1901), a las diez de la mañana del 6 de mayo.

De sus realizaciones los diarios daban buena cuenta. Por ejemplo en "El Noroeste" se recordaba que "el dinamismo de Dindurra fue toda su vida verdaderamente extraordinario y abarcó toda la gama de los negocios. Levantó edificios por docenas, incluso en calles enteras (la que lleva su nombre), construyó dos teatros, soberbio el que ornamenta el paseo de Begoña, invirtió grandes sumas en los Campos Elíseos y en la Plaza de Toros al ser adquirida por él (...) construyó, por contrata, el actual muro de San Lorenzo y el nuevo muelle de Luarca, y durante sus tiempos de actuación intensa, no hubo actividad local donde no figurase". También fue concejal.

"Gijón, pues, tiene que agradecerle mucho a Dindurra, que de manera tan espléndida contribuyó a su progreso urbano y que adquiriera su tono de población importante y para premiar, de algún modo, sus merecimientos, fue solicitada para él la Medalla del Trabajo, que concedida por el Gobierno, se le impuso en el Ayuntamiento en solemne acto".

Tuvo lugar el domingo 3 de marzo de 1929, en las postrimerías de la Dictadura de Primo de Rivera. Dos días después, en el diario "La Prensa", una extensa crónica daba cuenta del acontecimiento, "en el que estuvo representado todo lo que en Gijón significa algo". Y a la hora de tomar la palabra, el homenajeado disertó: "Yo quisiera que mi vida fuera larga para seguir trabajando hasta el último día con toda la constancia y con mucha fe por el progreso de Gijón, para el que tengo mis mayores afectos...".

Seguidamente se celebró un banquete para más de cien comensales en el establecimiento más reputado entonces del ramo, el restaurante Mercedes, "servido con el esmero y esplendidez que en todos los servicios pone esta acreditada casa".

Durante el ágape, el ex alcalde de Gijón Carlos Cienfuegos Jovellanos leyó una poesía dedicada al condecorado: "Al digno gijonés y amigo mío que hoy se ve tan justamente celebrado, he de ofrendar mi canto improvisado, pues con él conviví y en él aún confío. Dindurra, en noble afán luchó con brío y el éxito a su esfuerzo se vio aunado que en sus obras Gijón, edificado, vio subir y bajar su poderío. De empresas, municipios y banqueros en traspieses y azares se sustrajo, llegando a torear a los toreros. Le quieren los de arriba y los de abajo y hoy entra en el plantel de caballeros que ostentan la Medalla del Trabajo".

Dos nietos de Manuel Sánchez Dindurra fueron José Manuel Sánchez-Dindurra Álvarez, que pasó a la historia del balompié como Cholo Dindurra (falleció a los 52 años, el 27 de diciembre de 1971), y Felipe Galarza Sánchez-Dindurra, teniente general del Ejército del Aire que fue presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor (murió el 3 de mayo de 1994, a los 81 años).