La red regional de casas de acogida albergó el año pasado en Asturias a un total de 180 mujeres víctimas de violencia de género, junto con 105 niños y niñas y dos personas a cargo. De ellas, 86 mujeres recibieron cobijo en la Casa Malva de Gijón. Así lo reveló ayer la coordinadora de la red, Joanna Magdalena, tras una visita al equipamiento gijonés por parte de una delegación nacional de la ONCE.

El número de víctimas atendidas el año pasado aumentó en torno a un 15 por ciento con respecto al 2012, un incremento que Magdalena achaca en principio "al importante trabajo de difusión y de información, a los programas del Instituto de la Mujer y de la red regional para que cualquier mujer pueda usar el recurso de acogida cuando lo necesite".

Los datos fueron dados a conocer durante una visita a la Casa Malva gijonesa en la que participaron la directora del Instituto Asturiano de la Mujer, Carmen Sanjurjo, personal de Cruz Roja y la vicepresidenta de la ONCE y presidenta del Observatorio de Igualdad de Oportunidades del colectivo, Teresa Palahí. Un recorrido por las instalaciones con el fin de estrechar lazos de colaboración con la Organización Nacional de Ciegos porque "las mujeres con discapacidad son un colectivo de especial vulnerabilidad", subrayó Palahí. De hecho, un 15 por ciento de las mujeres atendidas por la Casa Malva desde su apertura en el año 2007 tenían discapacidad, como subrayó Joanna Magdalena. En la actualidad no se presta atención a ninguna discapacitada, pero la filosofía de trabajo del centro es la de "poder dar atención a cualquier víctima en cualquier circunstancia".

Por eso, Teresa Palahí valoraba ayer de forma positiva las instalaciones con que cuenta la red en Gijón, adaptadas a las personas con discapacidad, porque la ONCE está trabajando desde hace un tiempo para que "todas las mujeres con discapacidad puedan beneficiarse de las casas de acogida".

Carmen Sanjurjo quiso destacar también que el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad acaba de reconocer a la mujer asesinada el verano pasado en Castrillón como víctima de violencia de género. Sanjurjo reprochó "la polémica en torno a este caso", tras conocerse que la mujer, enferma de Alzheimer, llevaba varios años postrada en cama. "Este caso sólo podía ser considerado como de violencia de género", apostilló la directora del Instituto Asturiano de la Mujer, y por ello insistió en que "la especial vulnerabilidad de las mujeres discapacitadas tiene que ser siempre un foco de atención y de sensibilización específica".