Mientras el pequeño Kike, a sus 17 meses, se recupera tras una parada cardiorrespiratoria y haber salido de la uci del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), ayer partía de Gijón un camión cargado con más de cinco toneladas de esperanza. 5.400 kilos de tapones de plástico destinados a recaudar fondos para el tratamiento del bebé. "Si él no se rinde, nosotros menos", aseguraba ayer Eva Brandy, madre de Kike. Tanto ella como su marido, Carlos Gomes, respiran aliviados tras la enésima victoria de su hijo a la rara patología que le plantea batalla.

Fue un tanto más en el palmarés de luchador del bebé, al que le ha abocado la enfermedad con la que nació y que hace que genere tumores no cancerosos. En su última resonancia ya contaba con siete bultos en el cerebro y tres en el corazón. Y fue en mayo de 2013. Alguno de esos tumores alojados en su cerebro le ha convertido además en epiléptico. Convulsiones y otras afecciones que hacen que su férreo espíritu encerrado en un débil cuerpo se tambalee cuando enferma. Lo que pasó esta semana.

"Estábamos en casa y tenía un poco de moco. Después apareció la fiebre y alcanzó los 39,4 grados. Nos fuimos al ambulatorio y allí ya vimos que se le iban los ojos, iba a convulsionar. Pedimos que avisaran a la ambulancia. Ésta, de camino al hospital, tuvo que parar en Viesques para atender a Kike, que estaba en parada", cuenta Eva Brandy, con la calma que le da saber que su bebé se recupera tras la última sacudida.

Tras tratarlo en Cabueñes, Kike fue derivado al HUCA, donde permaneció en la uci algo más de un día. Ahora se recupera en planta. "Están haciéndole pruebas para detectar el virus y esperemos que no sea una gripe A", cuenta Brandy, que explica que "tras verle venir de la uci dormidín, cuando despierta, te mira y se ríe piensas que hay que seguir adelante porque él puede".

El aluvión de solidaridad generado por la campaña "Ayuda a Kike", iniciada por sus padres, ha sido desbordante. Ayer cargaron el primer camión con tapones, aunque "podíamos haber llenado otro ya". Tapones recopilados por cientos de colaboradores y que algunos voluntarios empaquetaron en sacos, almacenaron en un local cedido solidariamente, para luego introducirlos en un camión. también prestado. Incluso varios taxis de la ciudad contribuyeron al transporte del material. Una gran cadena solidaria. "Todo el mundo se ha volcado. Es mucho más de lo que esperábamos, con creces", asegura Eva Brandy.

Del plástico recopilado sacarán un dinero -unos 300 euros por tonelada- que se sumará a los cerca de 31.000 euros ya recaudados. El plan inicial era llevar a Kike a Dallas, donde aplican un tratamiento para la esclerosis tuberosa. Tratamiento que ya está disponible en España, todavía en fase experimental, pero que "varios neuropediatras han desacosenjado para Kike por ser todavía tan bebé y porque le puede producir importantes efectos a largo plazo".

Una vez descartada esa vía -al menos hasta que el tratamiento deje de ser experimental- la ruta a seguir para Kike a corto plazo consiste en detectar el tumor que le origina la epilepsia y extirpárselo en una delicada cirugía que tendrá que realizarse en el centro médico Teknon, de Barcelona, con un coste estimado de entre 30.000 y 60.000 euros. El día 31 de enero tienen consulta en la clínica barcelonesa, donde le presupuestarán la operación, que requiere la previa localización del bulto que genera las convulsiones.

"El dinero recaudado se destinará a esta intervención para terminar con los ataques epilépticos de Kike. Una vez se gaste el dinero, se cerrará la cuenta y, si sobra algo, como ya dijimos, se destinará a alguna causa benéfica", afirma Brandy. De momento, el pequeño Kike se recupera de "un gran susto" en Oviedo. Pero hace tiempo que no está solo en su lucha. Se cuentan por cientos los que le apoyan con toneladas de solidaridad.